Esta región ubicada en el extremo noroccidental de Colombia, fue conquistada en 1502 por los españoles, quienes fundaron ocho años más tarde a San Sebastián de Urabá y unos meses después a Santa María la Antigua del Darién, unas de nuestras más antiguas poblaciones.
La historia de esta región está marcada por la presencia de grupos extranjeros que la utilizaron para extraerle sus beneficios más que para desarrollarla y por permanentes pugnas internas en torno a la posesión de su territorio. Urabá se convirtió en sinónimo de riqueza por su ubicación privilegiada, la diversidad incalculable de su fauna y flora y sus potencialidades agroindustriales y de comunicaciones. Un polo de atracción para todos los departamentos vecinos que la incluían siempre en sus proyectos de expansión, y para todas las fuerzas legales e ilegales que reconocían en ella un botín estratégico por su importancia económica y militar. Sin embargo, las repetidas olas de violencia que se generaron, nunca se pensó para ella un proyecto serio de desarrollo. Hoy aún continúa como escenario de una lucha de soberanías.
La zona de Urabá quedó adscrita a Antioquia como producto de la redistribución política de la Guerra de los Mil Días. Sus dinámicas de población fueron espontáneas y se dieron desde diversos sectores. Sin embargo, la colonización definitiva se llevó a cabo entre los años 1940 y 1960, con la construcción de la carretera Medellín-Turbo, vehículo de migración de la cultura paisa, último contingente cultural importante en entrar a la región. Se consolidó a raíz de la instalación de la agroindustria del banano.