Urabá - 13 abril, 2018

El miedo ronda en Urabá después del ataque a policías

Por Noticias Urabá

Un grupo de cinco labriegos rodean el pedazo de una silla. Están a por lo menos 200 metros de la carretera y todos se preguntan cómo esa parte de la camioneta de la Policía atacada el miércoles llegó hasta allí. “Es que fue un bombazo terrible. Joda, algo así nunca había ocurrido acá y mira, allá hay una parte del panorámico y ahí abajo una lata del volco”. Conversan entre ellos con el típico acento costeño de la región.

Ataque policías Urabá

En la carretera, justo en el sector conocido como La Pita, tal vez el único en el que la vía pasa en medio de una pequeña montaña y no entre extensos potreros de las fincas ganaderas que hay entre San Pedro de Urabá y Arboletes, quedó un cráter de tres metros de longitud y uno de profundidad. Justo allí, otro montón de habitantes de la región detenían sus motocicletas para observar lo que había quedado del atentado: unos simplemente murmuraban sobre lo ocurrido, otros se atrevieron a recoger elementos de los uniformados fallecidos.

“Acá no hay nada que ver, se van todos. Y usted, ¿qué tiene ahí?, ¿por qué cogió eso?, ¿es un trofeo para usted o qué?”, le recriminó un policía a uno de los labriegos, quien en su mano tenía un cargador para fusil medianamente destrozado. Mientras eso ocurría, otros uniformados realizaban un barrido en la zona buscando los restos de sus compañeros fallecidos que no pudieron recuperar el día del ataque.

“Por acá transita mucha gente. Yo viajo diario a Arboletes con personas y hay mucho temor porque esto es como la guerra que hace mucho tiempo se había ido de acá. Ahora ponen explosivos en una vía pública. Yo pasé como media hora antes del ataque”, le contó a EL COLOMBIANO uno de los transportadores de la región, quien, totalmente nervioso, se negó a revelar su identidad.

El personero de San Pedro de Urabá, Humberto Estrella, confiesa que hay preocupación entre civiles y autoridades porque “es algo nuevo y no entendemos en realidad qué rumbo está tomando el conflicto con este tipo de hechos. Estamos sin palabras”.

Nueva Modalidad

Los hechos a los que se refiere el personero tienen que ver con este tipo de ataques con explosivos a la Fuerza Pública, método que no era utilizado por los integrantes del Clan del Golfo. Sin embargo, desde el año pasado, ya se cuentan tres atentados contra la Policía utilizando la misma estrategia: explosivo enterrado en medio de la vía y es detonado al paso de una patrulla.

Fuentes de inteligencia oficiales le confirmaron a EL COLOMBIANO que desde el año pasado uno de los explosivistas del extinto frente 57 de las Farc, quien hizo parte de la dejación de armas de esa exguerrilla, dejó a un lado el proceso de paz y abandonó la zona veredal (ahora Espacio Territorial de Capacitación y Reintegración, ETCR) de El Gallo en Córdoba y se integró al Clan del Golfo. Este personaje estaría capacitando y ejecutando sus conocimientos en ataques con todo tipo de explosivos contra la Fuerza Pública.

“Tuvimos conocimiento que 15 días después de esa persona salir de la zona veredal se dio un ataque similar al de esta semana en Canalete, Córdoba, donde también fue impactada una camioneta de la policía”, agrega el oficial.

Ahora, tanto Policía como Ejército creen que las subestructuras del Clan del Golfo que delinquen entre Urabá y Córdoba, identificadas como Zuley Guerra, Juan de Dios Úsuga y Gabriel Poveda Ramos, están con la firme intención de afectar a la Fuerza Pública con ese tipo de ataques y por eso las autoridades se concentran en cuatro personajes que las lideran y que tendrían responsabilidad directa con los atentados recientes con explosivos: “Siopas”, “Chiquito Malo”, “Payín” y “Marihuano”.

“Estamos con todas las alertas puestas porque sabemos que esta gente lo que quiere es atacar a la Policía, sin importar que tipo de labor estemos haciendo o a qué grupo de la institución pertenece, ellos van es contra el uniforme”, dice el general Carlos Rodríguez, comandante de la región seis de Policía.

En el área del ataque, personal de antiexplosivos le dijo a EL COLOMBIANO que para el atentado, los delincuentes (fueron solo cuatro los que lo activaron) utilizaron un cilindro de 100 libras, activado por telemando y que estaba cargado con cerca de 80 kilos de un explosivo conocido como amonal, el cual está compuesto por nitrato de amonio, clorhidrato de amonio, polvo aluminio y pentonita.

En San Pedro de Urabá son pocas las palabras. El miedo a represalias del Clan del Golfo intimida, más aún cuando hace mucho tiempo no vivían un episodio de guerra como el que hace dos días les tocó presenciar.