Urabá - 13 marzo, 2018

Belén de Bajirá entre conflictos, elecciones y paz

Por Noticias Urabá

Belén de Bajirá, corregimiento del municipio de Riosucio, ubicado en la zona del Urabá, lugar que ha sido marcado por una fuerte presencia de diferentes grupos al margen de la ley, es también el escenario de un conflicto limítrofe entre los departamentos de Antioquia y Chocó, que hoy es un tema determinante en época electoral.

Belén de Bajirá

Foto: Colprensa. 11 de marzo de 2018.

Los matices de esta disputa de raíces históricas se agudizaron a raíz del fallo del Tribunal Contencioso Administrativo, que ordenó el traslado de las mesas de votación del departamento de Antioquia al departamento chocoano.

Según el informe del Instituto Agustín Codazzi, se confirma que Bajirá pertenece al Chocó, a pesar que durante muchos años el corregimiento ha vivido en la dualidad: una escuela de aquí, otra de allá, un hospital de Chocó, otro de Antioquia, mezcla de acentos y una doble institucionalidad.

“Cuando fui a Mutatá a sacar mi documentación, me dijeron que Belén de Bajirá no pertenecía a Mutatá, sino a Riosucio, éramos cuatro y nos fuimos para Riosucio; en ese tiempo uno tardaba dos días a pie por el camino. De todas maneras Belén de Bajirá pertenece al Chocó y así vamos a votar”, narró Ezequiel Salinas, habitante de Bajirá, quien compone e interpreta canciones que hablan de la identidad chocoana del corregimiento.

Así como Ezequiel muchos son los bajireños que defienden la idea de pertenecer al Chocó, a pesar de que constantemente desde el departamento de Antioquia, en cabeza del gobernador Luis Pérez, se envían mensajes afirmando lo contrario, exhortando a los habitantes del municipio a reconocer a Antioquia como su territorio.

También los diputados de Antioquia difundieron en redes sociales un video en el que invitan a los habitantes de los corregimientos de Bajirá, Macondo y Blanquicet a votar por candidatos de ese departamento, aún cuando el fallo del Tribunal ordenó a la Registraduría Nacional el traslado de las mesas de votación desde Antioquia al Chocó.

Ante este panorama, uno de los líderes de la comunidad, Leopoldino Perea, quien desde hace 18 años abandera la lucha por la soberanía chocoana del corregimiento, manifiesta que el gobernador de Antioquia pretende pasar por encima de la ley.

“Bajirá es Chocó y eso no se discute más, ellos pretenden pasar por alto una ley, esto no nos lo estamos inventando nosotros, por eso defendemos la identidad de nuestro territorio”, afirmó con vehemencia.

“La gente de Antioquia anda diciendo que van a cerrar el comercio, que no van a dejar votar. A mí no me parece, no estoy de acuerdo, porque la ley es la ley y este pueblo es de Chocó, además así lo ratificó el fallo”, comenta Yennesith Rentería, habitante de Bajirá.

Mientras tanto otros habitantes afirman estar en desacuerdo con el fallo del Tribunal de Cundinamarca, pues manifiestan que el departamento del Chocó nunca le ha prestado atención a la comunidad.

Por su parte en el municipio de Bojayá, a orillas del río Atrato, también hay opiniones divididas entre la comunidad, pero sobresale la esperanza por unas mejores condiciones de vida en la localidad. Los habitantes afirman que, en Bellavista, cabecera municipal, la paz no ha llegado.

A pesar de los fuertes golpes que recibió a causa del conflicto armado colombiano, siendo uno de ellos la masacre ocurrida en el año 2002, donde 98 personas fallecieron a causa de enfrentamientos entre el bloque José María Córdoba de las FARC y paramilitares del bloque Elmer Cárdenas, Bojayá le apuesta a una nueva historia para su comunidad; sin embargo, hoy en Bellavista, cabecera municipal, el anhelo de unas elecciones en completa normalidad, se ve empañado por la situación de crisis que vive el municipio a causa de la falta de fluido eléctrico desde hace más de dos meses y la ausencia de agua potable, que obliga a sus habitantes a tomar agua del Atrato, a sabiendas de que el río está altamente contaminado por causa de la minería ilegal.

“La comunidad no aguanta más, tenemos que tomar agua del río, del río que está contaminado, esa es otra forma de matar a los habitantes de Bojayá” expresa José de la Cruz Cuesta, líder del comité por la Dignidad de Bojayá.

Diariamente la comunidad se enfrenta al calor intenso, sin agua, sin comida y pasando las noches a la luz de las velas. Esto los llevó a realizar un plantón de protesta los días 1 y 2 de marzo del año en curso, exigiendo al Gobierno local, departamental y nacional soluciones urgentes. Su llamado fue tan desesperado que llegaron a anunciar que, sin no hay salidas al tema de la electricidad, no saldrían a votar este 11 marzo en la jornada electoral.

Es así que para este municipio chocoano, marcado por una historia de dolor, la tranquilidad lograda mediante la firma de los acuerdos con las Farc, que hoy los pone frente a unas primeras elecciones sin la presencia de este grupo armado en su territorio, se ve minada por la crisis de servicios domiciliarios que hoy atraviesan, como lo manifiesta Viheryn Velázquez, líder de la comunidad:

“Si no estoy mal, estas serán las primeras elecciones que tenemos sin la presencia del grupo armado FARC y sentimos una paz en la región, pero tenemos un contraste con la situación de servicios públicos que estamos viviendo; la verdad es que por un lado sentimos alegría por el hecho que podemos navegar por el río Atrato sin presencia del grupo armado, pero sí hacemos un llamado al Gobierno Nacional porque el municipio de Bojayá no aguanta más. Queremos que el Estado colombiano cumpla con Bojayá, porque este es un territorio muy sufrido y no merece lo que está viviendo”

Luego de intensas negociaciones con el gobierno departamental, se levantaron las protestas, pero sin obtener aún soluciones. No obstante, como la esperanza es lo último que se pierde, miembros de la comunidad en general, confían en que encontrarán salidas a su situación, por lo que esperan que las elecciones transcurran con normalidad. El pueblo no pierde la esperanza en la paz, y espera seguir dando ejemplo de perdón y reconciliación, con una actitud dispuesta a apoyar la democracia, a pesar de sus difíciles condiciones.