El botánico Álvaro Cogollo descubrió un nuevo fruto en la serranía del Abibe, en Mutatá
Por Noticias UrabáDesde 1979, el ‘señor de las plantas’, como algunos llaman a Álvaro Cogollo, ha trabajado por convertirse en uno de los mejores botánicos de Colombia. Cuenta con más de 200 registros de nuevas especies de plantas en el territorio nacional y ha podido recorrer el país desde el Cabo de la Vela hasta Leticia aplicando su familiaridad con el reino vegetal y las enseñanzas de sus ancestros.
Sumido entre las selvas, atravesando cordilleras y enfrentando enfermedades tropicales, ha «patoneado” y “desandado”, como dice él, los bosques que parecieron alguna vez imposibles de pisar por los fenómenos naturales o el conflicto armado.
Entre todos sus recorridos, en los que ha logrado dichos descubrimientos, resalta el más reciente, logrado este año, pues lo llena de entusiasmo de cara al futuro: “Hay que cuidar todo nuestro ecosistema ya que todas las plantas son importantes, pero algunas ofrecen beneficios únicos. Este hallazgo nos traerá muchas cosas buenas y la verdad estoy muy feliz, esta nueva especie es una promesa para la humanidad y para los colombianos, nos da una oportunidad de seguir exportando nuevos frutos con un potencial grandísimo”.
Lo que encontró Cogollo durante la expedición de la Serranía del Abibe, en Mutatá, pertenece a este género que le resulta bien conocido. Al momento de ver la planta, según cuenta, supo que dicho fruto que la sostenía era muy parecido al inchi, y esto lo convertía en algo único. “Estoy seguro que este fue el trofeo de la expedición”, asegura.
El fruto de la planta, muy similar a la almendra, tendría amplias propiedades alimenticias, ya que es similar a este fruto seco del que se puede extraer un aceite «muy fino». Sin embargo, el experto deberá corroborar que su instinto en la botánica no está fallando y que esta planta traerá verdaderos beneficios nutricionales.
De hecho, todo un grupo de especialistas en fauna y flora se han volcado a Mutatá y Dabeiba, una zona de exuberancia natural, para encontrar plantas con propiedades antiofídicas, es decir, que contrarresten los efectos de la mordedura de serpientes venenosas o cualquier otro tipo de antídoto.
Lo curioso de este recorrido, en el que encontraron este fruto, es que nadie en la zona parecía enterado de sus propiedades. Cuando Álvaro preguntó por la fruta, nadie supo dar razón y, cómo la gente no la conocía, le recordaron que, especialmente en el monte, hay que desconfiar de los frutos.
El hallazgo requiere un aval por parte de la comunidad científica, por eso el botánico Colombiano debe realizar un trabajo extenso y dispendioso en el que argumente por qué la especie es distinta a las cinco encontradas anteriormente
Cabe resaltar que la expedición y el hallazgo de Cogollo se dan en medio de una exploración que se está haciendo en Mutatá y Dabeiba, en zonas que no han sido suficientemente visitadas por expertos en flora y fauna debido a la presencia previa de grupos armados al margen de la ley.
“Al final, al analizarla completamente y saber que es apta para el consumo humano, se le tiene que dar nombre al fruto y comenzar a extraer sus aminoácidos posterior al cultivo de la misma.”, afirma Cogollo.