A 30 años de la muerte del cantante de música vallenata Rafael José Orozco
Por Noticias UrabáMúsicos que fueron cómplices del crecimiento artístico del cantautor cesarense, amigos y expertos, analizan el legado que dejó la voz líder del Binomio de Oro.
Han pasado 30 años de aquel fatídico hecho que puso de luto al mundo vallenato y aún la nostalgia no cesa entre sus seguidores.
Nostalgia, así se titula uno de los éxitos escritos por su compañero de fórmula Israel Romero, que fue incluido en el LP De fiesta con el Binomio (1990). Tres décadas después sigue siendo el favorito de los ‘binomistas’ para describir el vacío que dejó el vocalista oriundo de Becerril, Cesar, que a los 35 años dijo adiós.
“Nostalgia… siempre me da cuando me acuerdo de ti/ nostalgia, nostalgia, lara lara”, se le escucha cantar al inolvidable ‘Rafa’.
“Esta fecha es muy nostálgica para nosotros, nos toca consolarnos con sus canciones, porque físicamente no está ese artista carismático del que nos volvimos seguidores”, así lo sostiene Amparo Cabarca, presidente del club de fans ‘Binomistas, seguidores por siempre’, que este sábado desde las 7:00 a.m. arribarán a la tumba del artista ubicada en Jardines del Recuerdo, donde habrá una serie de actos conmemorativos que incluyen serenata, eucaristía y concursos.
“Este club de fans surgió un mes después de su muerte y estamos cumpliendo también 30 años unidos en torno a nuestro artista. Vienen personas de toda la costa, también de Bogotá, Medellín y Barrancabermeja, somos 70 los miembros y nuestro himno es la canción Añoranza”, detalló Cabarca a quien se le quiebra la voz al recordar cada Fin de Año que era amenizado por la música del Binomio de Oro, que escogía diciembre para lanzar música nueva.
Al día siguiente de su muerte la ciudad amaneció conmovida por el asesinato del cantante que residía en el norte de Barranquilla, quien recibió un disparo en la cara, otro en la cabeza, cinco en el tórax, uno en el hombro derecho y otro último en el glúteo derecho.
Las emisoras no se cansaron de programar su música, especialmente dos temas: Nostalgia y Dime pajarito. Su sepelio fue multitudinario y de camino al cementerio Jardines del Recuerdo, llovió, hasta el cielo lloraba la partida del intérprete.
Para grabar con el Binomio durábamos un mes, 15 días grabando y 15 más jugando futbol.
El crimen: lo periodístico
La noche del 11 de junio de 1992 estaban en la sala de redacción de EL HERALDO los periodistas Manuel Pérez Fruto y Jorge Mariano. Pérez era redactor judicial en turno y Mariano hacía las veces de coordinador del cierre del periódico.
En diálogo con este medio, Pérez, ya gozando de su pensión, expresó que todavía tiene frescos los momentos sobre cómo trascendió la noticia del crimen del cantante y, posterior a ello, cómo fue su cubrimiento. Además, recordó los nombres de dos personas vinculadas en aquella época al caso y que, después de 30 años, todavía el misterio ronda sobre sus paraderos.
Para aquella época, según Pérez, los periodistas judiciales tenían como costumbre escuchar un radio transmisor con la frecuencia de la Policía del Atlántico (hoy Metropolitana de Barranquilla) y de ahí salió el “campanazo” con la alerta del atentado.
“Yo estaba escuchando el radio y, de repente, un policía habló: atención a todos 901 (código policial para anunciar una persona muerta), del cantante vallenato Rafael Orozco. Fue llevado a la Clínica del Caribe y ahí confirman 901”, recordó el periodista.
“Lo que hice fue comunicarle a Mariano sobre el hecho y este me dijo que me fuera enseguida para la clínica. Cuando llegué allá, la entrada estaba llena de gente: periodistas, policías, amistades y fanáticos que, no sé cómo, se enteraron. No me imagino si en esa época hubiesen existido las redes sociales. Al día siguiente, cuando salió la publicación, se alcanzaron a vender 90.000 ejemplares”, detalló.
Luego, con el transcurrir de los días, de acuerdo con lo narrado por Pérez Fruto, hubo un seguimiento exhaustivo a la noticia. “Inició el proceso de investigación de la historia del crimen, que estuvo a cargo del fallecido Ernesto McCausland. Todos los días se sacaba algo y eso, además de ser un acontecimiento que marcó la historia judicial de la ciudad, la gente quería saber más y más de lo que pasó”, anotó.
En la investigación de las autoridades se citaron los nombres de Francisco Manuel Corena Moreno y Alfonso Ariza De la Hoz. Estos dos eran empleados de la agrupación vallenata de Orozco e Israel Romero y la noche en que se cometió el asesinato se dijo que llegaron hasta la vivienda del cantante, en el norte de Barranquilla, para buscar unas tumbadoras.
Cuando Orozco dialogaba con los dos hombres en la terraza de la casa llegó un criminal que impactó nueve veces al cantante. Este sujeto fue identificado como Sergio González Torres, alias Tato.
Al parecer, González Torres recibió la orden de José Reynaldo Fiallo Jácome, alias Nano, para cometer el atentado, en venganza a un tema pasional.
Los empleados del cantante fueron vinculados a una investigación, pero después de un tiempo fueron exonerados de responsabilidad por el Juzgado Cuarto Penal del Circuito de Barranquilla.
Luego se supo que Francisco Javier Corena y Alfonso Ariza De la Hoz desaparecieron dos meses después del ataque. Uno fue sacado por desconocidos del barrio La Chinita, en Barranquilla, y el otro de Santo Tomás, su tierra natal. Hasta ahora nadie sabe de sus paraderos.
Por su parte, Fiallo Jácome y González Torres fueron asesinados a bala el 18 de noviembre de 1992 en un restaurante de Medellín, es decir cinco meses después del asesinato de Orozco.
Quien habría podido dar luces de todo el proceso era Luis Felipe Colmenares Russo, que para la época era investigador de la Fiscalía y fue el encargado de las pesquisas. Sin embargo, el año anterior, desempeñándose como magistrado de la Sala Penal del Tribunal Superior de Barranquilla, falleció a causa de la covid-19.
El pollo ‘Isra’ ha sostenido su legado
Israel Romero, quien durante dieciséis años fue su acordeonero y también se constituyó en su gran amigo, recordó en medio de una gira que cumple por Europa con la agrupación que ha sabido sostener, una anécdota que aún le saca risas.
“Sostuvimos una amistad grande, llena de cariño y basada en el respeto y admiración mutua, pero a veces lograba que me molestara. Una anécdota que recuerdo mucho es que en uno de nuestros partidos de fútbol, yo hice un gol y le pegue con la punta del pie o de puntero como le dicen, y me dijo que la estatua de Romelio Martínez se sacudió y dijo: ‘¡Nojoda!’, porque hace más de 40 años nadie le pegaba al balón de esa forma, él se inventó ese cuento y quedó para la historia”, compartió El Pollo ‘Isra’ que grabó 21 producciones junto al fallecido vocalista.
El acordeonero que durante estas tres décadas ha sabido darle continuidad al Binomio de Oro, conquistando nuevas plazas en Europa, México, Paraguay, Argentina y Curazao, dice que mantiene firme su legado, dándole cumplimiento a una promesa que le hizo en su tumba.
Sobre Nostalgia, tema que se convirtió en uno de los más sentimentales de su repertorio, Romero que fue el que lo escribió, detalló que su compadre enloqueció cuando se lo presentó.
“Me acuerdo que esa canción le gustó demasiado desde que se la canté, él me la repetía cuando estábamos en el estudio, y me pedía opinión, que si me gustaba cómo se escuchaba, y yo le decía que sí. Pero Rafa era muy perfeccionista y seguía imprimiéndole su sello romántico para que llegara al corazón, y así nos pasamos todo el día en estudio logrando un tema de calidad y lo conseguimos, él le puso tanto empeño que por eso el tema estremece al que sea”.
“Le dio un vuelco al vallenato”
Para el hombre de radio César Araujo, experto en música vallenata, el éxito de Orozco radicó en que ofreció un concepto diferente al que predominaba a mediados de los 70’.
“Rafa le dio un vuelco al vallenato porque en sus actuaciones en vivo era original, los demás lo hacían de manera campesina, en cambio él se vistió como un artista. Se destacaba por su presentación personal, artística, su físico, tenía juventud y un estilo de canto auténtico. En el vallenato predominaba la voz gruesa y él irrumpió con la voz fina”.
Araujo que lo vio actuar por primera vez en la Semana Cultural del Colegio San Francisco de Barranquilla, donde ofició como presentador, dijo que se sintió gratamente sorprendido por la propuesta del Binomio de Oro, agrupación vallenata que resultó desconocida para él. “Yo no los conocía y me sorprendí porque eran un grupo vallenato que atraía al público juvenil, de salida eso era diferente, porque en aquella época el vallenato era consumido por un público muy maduro”.
Rememora que por los instrumentos que utilizaban y sus pintas, parecían una banda de Rock. “Tenían un bajo eléctrico, vestían jeans bota ancha y camisas con lentejuelas. ‘Rafa’ tenía unos 24 años y me impresionó por su show porque generaba una histeria entre las jóvenes,”.
Junior: su otra pasión
Fabio Poveda Ruiz, hijo del fallecido periodista deportivo Fabio Poveda Márquez, amigo inseparable del cantante, desempolvó sus recuerdos y contó que este idolo musical era hincha fiel del Junior de Barranquilla.
“El juniorismo es algo que lo caracterizó, siempre que podía ir al estadio lo hacía, también cuando estaba ofreciendo un concierto en otra ciudad y coincidía con un partido de Junior, iba al estadio. Le pedía a mi papá que lo llevara a las concentraciones del equipo, era tan hincha que iba a cantarles, sobre todo a los cesarenses José María Pazo, Amín Bolívar y Carlos Araujo. ‘Rafa’ tenía una cadena de oro con un dije del Junior, ese se lo compró a la señora Adelita de Char en la Joyería Moderna”.
‘Fabito’ también contó que la amistad fue tan grande que prácticamente se convirtieron en una sola familia que vacacionaba juntos. “Recuerdo una Semana Santa que nos fuimos para Bello Horizonte, Brasil, fueron muy bonitas, porque a él le gustaba compartir mucho con sus hijas, las consentía mucho, era muy amoroso, y yo acudía mucho a él, sobre todo cuando tenía algún lío con mi papá, para que sirviera de mediador (risas), él era un buen consejero”.
Del combo cerrado de ‘Rafa’ también hacían parte el Joe Arroyo, el doctor Carlos Peña y Juan Piña. Este último que le hizo coro en inolvidables canciones, hizo mención a su pasión futbolera.
“Para grabar con el Binomio teníamos que durar un mes completo, porque la mitad era grabando y la otra era jugando futbol, quitábamos los micrófonos, quitábamos todo lo que había en el estudio y nos poníamos a jugar”, manifestó Piña.
Los partidos terminaban hasta que les hacían un llamado por parte de la dirección general. Goles a montones habían en los partidos, muchos de ellos marcados por Rafa quien si se hubiese dedicado a este deporte hubiese tenido futuro.
“Era un goleador, jugaba muy bien y lo hacía para ganar. El Binomio estaba dividido en el equipo de Rafael Orozco y el equipo de Israel. Yo estaba con Rafa y siempre los goleábamos”.
El sucreño también afirma que Junior era el equipo que lo enloquecía. “Donde estuviera sufría por Junior. Entre Édgar Perea, Fabio Poveda y él no se sabía quién amaba más al equipo”, concluyó Piña.
Al día siguiente, cuando salió la publicación, se alcanzaron a vender más de 90.000 ejemplares.