Las autoridades redoblan esfuerzos para dar con el hombre más buscado de Colombia, que lidera al Clan del Golfo, la mayor organización narcotraficante del país y contra la que se ha lanzado una nueva ofensiva.
A Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, “lo tenemos ahí, al tiro (…) Él sabe que ha tenido que correr más de una vez en el último segundo”, dijo a la AFP el director de la Policía Antinarcóticos, general José Ángel Mendoza, tras una operación en Apartadó, Antioquia (noroeste).
Las autoridades lanzaron el jueves un gran operativo para darle caza.
Úsuga, de 45 años, es un exguerrillero y exparamilitar escondido en la región de Urabá, donde queda Apartadó y fronteriza con Panamá, desde donde lidera a unos 1.500 miembros del Clan del Golfo, surgido de remanentes de milicias de ultraderecha desmovilizadas en 2006.
“Tenemos enfocados todos los esfuerzos, estamos absolutamente convencidos de que vamos a tener más éxito del que hemos venido teniendo”, agregó el oficial.
Por Otoniel, el Departamento de Estado estadounidense ofrece una recompensa de cinco millones de dólares, pues lo señala de liderar una organización “fuertemente armada, extremadamente violenta”, que “usa la violencia y la intimidación” para controlar rutas del narcotráfico y el procesamiento de cocaína.
“A punta de miedo llegó a ser líder y a partir de ese miedo lo respetan”, señaló Mendoza.
Aunque ha hecho de la región bananera de Urabá su fortín, según el general las acciones policiales han afectado sus redes de vigilancia y comunicación.
“Lo que más ha bloqueado al Clan del Golfo es que los cabecillas (…) están aislados para que no los encuentre fácilmente la fuerza pública. No tienen cómo comunicarse con sus secuaces”, afirmó.
“El liderazgo se ha roto”, acotó.
Úsuga tiene que comunicarse por correos humanos, cada tres horas cambia de lugar y utiliza tácticas guerrilleras para eludir a las autoridades, que desplegaron más de 1.000 policías y militares para capturarlo, explicó otra fuente policial.
El gobierno de Juan Manuel Santos lanzó en 2015 la Operación Agamenón para desmantelar esta organización, conocida antes como Clan Úsuga o Los Urabeños. Y el jueves comenzó la ofensiva Agamenón 2, con la entrada en servicio de cinco helicópteros Black Hawk.
Entre enero y mediados de mayo de este año, la Policía capturó a más de 1.300 miembros de esta banda, abatió a 52 de sus cabecillas y le decomisó 90 toneladas de cocaína.
Según Mendoza, el Clan del Golfo y otras grandes bandas son responsables del 70% de la cocaína que produce Colombia, mayor productor de esta droga con 646 toneladas en 2015, según Naciones Unidas.
El clan saca los estupefacientes principalmente por el Pacífico en lanchas rápidas y semisumergibles, sostuvo el oficial.
Además del Clan del Golfo, las autoridades tienen en la mira al Ejército de Liberación Nacional (ELN), único grupo rebelde activo del país y que negocia la paz.
Esta guerrilla comparte con otras pequeñas organizaciones criminales 30% del tráfico de cocaína del país, advirtió Mendoza.
En tanto, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), que firmaron un acuerdo de paz en noviembre y actualmente están concentradas en 26 zonas del país cumpliendo su desarme, se comprometieron a abandonar y ayudar a combatir el narcotráfico.
Están ayudando “muchísimo” en la identificación de rutas y erradicación de cultivos ilícitos, apuntó el general. Aunque “no al ritmo que seguramente uno quisiera”, matizó.
El gobierno confía en que el pacto para superar medio siglo de conflicto armado con las FARC ayude a reducir los sembradíos de coca en Colombia, también principal cultivador mundial de la materia prima de la cocaína, según la ONU.