Urabá - 28 agosto, 2018

3.000 migrantes venezolanos llegaron a Apartadó

Por Noticias Urabá

En Apartadó, Antioquia, municipio que queda a más de 20 horas en bus de Maicao, la frontera con Venezuela, han llegado cientos de venezolanos porque, según manifiestan, les han dicho que esa tierra es próspera y donde los bananos los regalan.

Venezolanos en Apartadó

“Tomé la decisión de venirme para acá porque no tenía en verdad qué darle de comer a mis hijos”, dijo a BLU Radio Johan Cabrera, quien hace 6 meses llegó a Apartadó con sus tres hijos, su esposa y dos hermanos.

Le dijeron que Apartadó era una zona próspera y por ello decidió pasar la frontera, luego de conseguir dinero para un pasaje desde Maicao hasta la denominada zona bananera.

Dice que por un año vivió condiciones extremas en Venezuela, como no tener que ponerles un pañal a sus hijos y racionar comidas. “Allá estaba flaco, el hijo mío prácticamente estaba con una pañalitis que ni te cuento”.

BLU Radio estuvo recorriendo las calles de Apartadó y encontró que en una de ellas a cierta hora del día llegan los migrantes a vender dulces, a ofrecer servicios, incluso sexuales, para tratar de tener dinero no solo para ellos sino para enviarles a sus familias que aún están en Venezuela.

Esta situación, hasta el momento, no ha creado diferencias entre colombianos y venezolanos. En medio de la vasta zona de platanales que rodea Apartadó, muchos venezolanos llegaron porque sus familias colombianas les han ayudado.

Para Byron, conductor de taxi, durante casi un año le tocó sacar de su producido diario para conseguir junto con sus conocidos algo de dinero para poder traer a sus tías y primos que ya no tenían qué comer en el vecino país.

“Nos llamaban casi todos los días desesperadas que querían urgentemente salir de allá porque no tenían recursos y estaban totalmente desamparados”, aseguró.

Byron logró reunir 900.000 pesos que les envió a sus dos tías y cuatro primos pequeños para que lograran pasar la frontera y llegaran a Apartadó.

“Cuando entramos a Colombia saltamos de alegría, comenzamos a llorar todos, felices porque por tener familia no nos iban a pedir papeles”, describió Nelki Corrales, una de las tías de Byron.

Aunque algunos mantienen la esperanza que todo va a cambiar en Venezuela, tratan de no mirar atrás para que su corazón no se les arrugue.

“A mí me da mucha tristeza ver a los venezolanos en la calle caminando, sobre todo por los niños. Al que le pueda colaborar le doy galletas, mientras tengo. Pienso que también pasaron la misma necesidad que he tenido”, agregó.

Tener 30.000 o 40.000 pesos diarios es algo que a veces no pueden describir quienes en el pasado tenían días sin comer algo.

Según Johan Cabrera, eléctrico automotriz, las calles de Apartadó son su realidad.

“Si se compone, me voy a Venezuela, pero que salga el presidente que está allá, es quien nos tiene así”, relató el hombre.