Aunque la temporada de huracanes de 2017 en el Atlántico inició formalmente el 1 de junio, el Caribe antioqueño no se ha visto afectado por los vientos, según manifestó el Capitán de Puerto de Turbo, Alexis Grattz.
“No hemos emitido ninguna alerta, aunque en el Caribe colombiano hubo pequeñas afectaciones en olas y vientos en la costa por la tormenta tropical Bret (segunda del año), en el Golfo de Urabá no, por lo que no hay cierres ni contratiempos”, afirmó Grattz.
El capitán explicó que estos días se ha realizado trasporte de pasajeros marítimamente sin ningún tipo de percances.
Pese al parte de tranquilidad de la Capitanía de Puerto, el Departamento Administrativo de Prevención de Desastres (Dapard) recomendó a los habitantes que estén muy pendientes de cualquier nueva información que sea emitida porque ya se está en la temporada de huracanes. Asimismo, pidió a turistas y pescadores consultar en Capitanía de Puerto antes de zarpar, para evitar emergencias.
Margarita María Moncada, directora encargada del Dapard, explicó que por la temporada de huracanes hay que empezar con las alertas tempranas para la región Caribe y llamó a los municipios de Urabá a estar pendientes de los monitoreos del Centro Regional de Pronósticos y alertas tempranas, convenio del Dapard y el Ideam y la Capitanía de Puertos.
Alertas en el ámbito departamental
Aunque la fase de lluvias del primer semestre del año está culminando, según anunció Moncada, se avecina la temporada de verano (además de la de huracanes, la cual va hasta noviembre).
La funcionaria alertó a los alcaldes y a las corporaciones autónomas regionales por la llegada de la temporada seca, prevista para junio, julio y agosto. Por ello, se deben activar los mecanismos de emergencias para evitar los incendios forestales, judicializar a los pirómanos, adelantar campañas educativas con las comunidades para el uso mesurado del agua y principalmente adoptar medidas para la prevención de incendios.
Durante la temporada de lluvias en el departamento se produjeron 374 eventos, que dejaron 110 municipios afectados por inundaciones, 11.800 familias damnificadas, 42.300 personas afectadas, 47 viviendas destruidas y 416 averiadas.
Las lluvias provocaron la muerte de 24 personas, y daños en 49.153 hectáreas (arroz, maíz, plátano, yuca, banano, caña, frutales, café y piscicultura).
Para atender estas emergencias se invirtieron $15.000 millones del Dapard y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), por lo que se está en la etapa de estabilización y atención de todas estas emergencias en 110 municipios, con asistencia humanitaria, con equipos de recuperación, banco de maquinaria amarilla y elementos para la construcción y reparación de viviendas.
Según Moncada, durante la atención a los damnificados de todo el departamento se ha distribuido kits de alimentos, kits de aseo, kits de cocina, kits escolares, hamacas, cobijas, colchonetas, tejas de zinc y tejas de fibrocemento.