El 23 de marzo de 1997, en este corregimiento del Urabá Antioqueño, tres familias refundaron su pueblo y les negaron la entrada a los armados para sobrevivir. El padre Javier Giraldo denuncia hoy la presencia paramilitar de 500 hombres en la región que nuevamente amenazan la tranquilidad y vida de esta comunidad.
Hace 20 años, cuando el conflicto armado arreciaba en todo el país y los paramilitares entraban al Urabá a apropiarse de tierras y a desplazar y masacrar a sus pobladores (como a cuenta gotas ha ido documentando la justicia) San José de Apartadó, un pequeño corregimiento abandonado a la suerte de la violencia se declaró Comunidad de Paz.
Ese 23 de marzo de 1997 pensaron que con esta importante declaratoria de paz le harían el quite a la violencia. Pero no ha sido así de fácil, aunque con seguridad si no hubieran tenido la fortaleza para hacerlo hoy muchos no estarían vivos ni viviendo en la región todavía. Hoy siguen teniendo sistemas propios de educación y de representación política.
Desde su fundación han sorteado la estigmatización, la pobreza, la violencia, el abandono. El padre jesuita Javier Giraldo, quien ha apoyado y respaldado de cerca esta comunidad, en diálogo con Colombia2020, dice que las cosas siguen muy delicadas. Denuncia que, en los últimos meses, tras la salida de los dos frentes guerrilleros que hacían presencia en el territorio, al Urabá han llegado cerca de 500 paramilitares que se autodenominan Autodefensas Gaitanistas.
Los mismos quienes el pasado 23 de enero habrían violado a una menor de edad en la vereda La Hoz del corregimiento San José de Apartadó. Un poblador advirtió que se sabía que estaban en veredas como La Esperanza, Rodoxalí y otras, pero llegaron al punto de que se han desplegado por todas partes. “En la noche han llegado incluso a pasar cerca de la base del Ejército en la cabecera del corregimiento San José de Apartadó y el Ejército no hace nada”.
El padre Giraldo comenta que esta y otras denuncias se han puesto en conocimiento de la comunidad internacional y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos porque la comunidad ya no cree en la justicia nacional, esto porque los asesinatos de sus líderes siguen por años en la impunidad. Una de esas delegaciones de Italia estuvo hace poco reunido con el coronel Antonio José Dangond, comandante de la brigada 17 de la Séptima División (con jurisdicción en Urabá) para escuchar su versión sobre las denuncias de presencia paramilitar en la región. La respuesta del coronel Dangond, según ellos, fue que “en el posconflicto” el orden público era responsabilidad de la Policía. Y que, por el contrario, ellos no tenían información nueva al respecto”.
Por lo pronto, este jueves el corregimiento está de celebración. De Europa viajaron varias delegaciones que llegaron hasta allá para celebrar con ellos y que durante dos décadas se han movido con su diplomacia, a través de las embajadas, para que la comunidad esté a salvo.
Cuando se le pregunta al padre Javier Giraldo que le puede enseñar esta comunidad de paz al país en estos días en que todos hablan de acuerdos de paz y el padre Giraldo no duda en mencionar las palabras del misionero laico Eduar Lanchero, que durante 15 años acompañó esta comunidad de paz que sobrevivió a 25 atentados y murió hace 4 años de cáncer, “la paz se construye todos los días, la paz no es una firma entre políticos, la paz debe ser una construcción social que rompa el miedo y la violencia”.