Al lado de los tenis que utiliza para correr y un balón de fútbol –el deporte más popular en la región–, Leonardo Soto Valencia conserva en mejor estado que otros objetos, una pelota de baloncesto.
Aprendió a driblar y encestar hace un par de años, cuando inició su proceso en el equipo Urabá Panthers.
Con apenas 12 años pero una estatura prominente que lo privilegia en el juego, el muchacho habla con propiedad y tiene claro a dónde quiere llegar gracias a esa esférica anaranjada, del mismo color de la bandera de su natal Apartadó.
“Tengo aspiraciones a largo plazo de llegar a la NBA y vivir del básquet. Sé que puedo lograrlo”, asegura.
Como Leonardo, que sueña en grande y ha sido firme en mantenerse en una disciplina poco desarrollada en la región a diferencia del atletismo, fútbol, las pesas o el boxeo, para los que también tiene potencial, hay cerca de 2.000 niños y niñas, según cálculos del Instituto de Deporte y Recreación de Apartadó, Imder, que se inclinan por el baloncesto.
Región privilegiada
Urabá constituye una región donde confluyen las costumbres chocoanas, antioqueñas y caribeñas, por eso el biotipo de quienes nacen allí no es ajeno a esta mezcla única que da como resultado atletas que cuentan con capacidades que los hacen aptos para múltiples deportes.
Ese potencial que exhiben figuras como Caterine Ibargüen, Yuberjen Martínez, Juan Guillermo Cuadrado o Eléider Álvarez, es el que planea encontrar en la zona la Federación Colombiana de Baloncesto con un ambicioso proyecto. Se trata del Plan Altura, con el que detectarán los talentos desde las bases, para integrar las selecciones Colombia del futuro y, por qué no, catapultar al primer jugador nacional a la NBA, la liga de baloncesto estadounidense.
El plan, explica Jorge Armando García, presidente de la Federación, pretende llegar a Tumaco, Quibdó, San Andrés y Urabá antioqueño, regiones con un alto potencial para desarrollar esta disciplina.
“El criterio principal para elegir estas zonas es el biotipo. En el caso de Urabá, sabemos que hay niños y niñas más altos que el promedio y tienen condiciones físicas fuertes”, explica el dirigente.
Cali, Barranquilla, Villavicencio y Bogotá, por su parte, serán las ciudades principales donde también se llevará a cabo el proceso de detección de talentos entre las bases, es decir, menores entre los 12 y 16 años.
Ilusión
Este plan, que llegó a la subregión antioqueña gracias a la gestión de Duván Mozo, director del Imder Apartadó, llena de ilusión a niños como Leonardo, que ven en el deporte su proyecto de vida.
“Aquí ya se venían haciendo algunas actividades muy básicas y me parece buena idea que la Federación se interese en esta zona ya que tenemos todas las aptitudes y capacidades para desarrollarnos en este bello deporte”, dice el joven.
Además del crecimiento a nivel deportivo, el programa que la entidad planea implementar cuando el básquet pueda reanudar actividades en el país, también entusiasma a los 150 niños que dirige el entrenador Jorge Palomeque en Urabá Panthers, para buscar su desarrollo académico y profesional.
Así lo proyecta Valentina Osorio Úsuga, una jovencita de 16 años próxima a graduarse del colegio y que con sus habilidades en este deporte pretende ganarse una beca universitaria para continuar con sus estudios.
Una idea que no es descabellada, pues en el municipio el caso de Juan Cárdenas, un joven que por su talento juega becado en el baloncesto universitario estadounidense, en San Luis, Misuri, motiva a los demás a seguir sus pasos.
“El caso de Juan, a quien formé en el equipo, es uno de los tantos que hubiésemos podido tener si programas como estos llegaran más rápido. En el pasado tuvimos muchos jóvenes con condiciones pero, por falta de oportunidades y pensando en su proyecto de vida, se inclinaron por el fútbol en el que encontraron más opciones”, comenta Palomeque, entrenador de Panthers.
Salir del letargo
El arribo de estos proyectos, además, es una oportunidad para que esta disciplina avance en la región, ya que como lo expone el entrenador, pese a que hay buenos deportistas en Urabá, no tienen programas más efectivos y eventos permanentes para elevar su nivel.
“A nosotros nos faltan torneos y eso desanima a los niños. Al año solo competimos en los Juegos Intercolegiados y cuando llegamos allí solo hemos jugado cuatro o cinco partidos, mientras que los equipos del área metropolitana de Medellín acumulan 60 y 80 juegos, eso nos pone en desventaja”, indica.
Palomeque agrega que “en la capacitación de los entrenadores “estamos muy mal, pedimos a gritos cursos certificadas por la Federación Internacional y Fecolcesto que nos avalen los escalafones a nivel Colombia. Esto es una reacción en cadena, si nosotros estamos bien capacitados, los niños van a tener una mejor formación”.
El Plan Altura resulta ser una respuesta a una petición, o más bien un reclamo que el boxeador Yuberjen Martínez hizo en 2016 cuando ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río-2016: “Miren hacia el Urabá, allá hay mucho talento”.