Hay lugares como Catar, que tiene un plan para nacionalizar, al menos, 200 mil deportistas de África, Europa y América, de acá al 2024, por falta de materia prima propia para el deporte.
Mientras que hay lugares como el Urabá antioqueño, cantera inagotable de talento que ha puesto representantes de la región de forma ininterrumpida en los últimos 10 Juegos Olímpicos. Solo en la última cita olímpica, en Río de Janeiro (2016), fueron 16 embajadores de la región, el 12 por ciento de la delegación total. Históricamente, Urabá le ha aportado el 20 por ciento de las medallas al país en los últimos cinco ciclos olímpicos valiéndose de tres deportes: boxeo, atletismo y pesas, según datos del Comité Olímpico Colombiano.
Eso sin contar con que, según cifras de Acolfutpro -Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales- el eje bananero: Chigorodó, Carepa, Apartadó y Turbo- aportan cada año cerca de 100 futbolistas entre la primera y segunda división en Colombia.
Solo en estos dos últimos municipios han surgido nombres ilustres como Caterine Ibargüen, Céiber Ávila, Yuberjen Martínez, Princesa Oliveros, Diego Palomeque, Isidro Montoya, y el hoy campeón mundial Eléider Álvarez, en fin. Sin temor a exagerar, podrían llenarse estas páginas citando nombres de deportistas, solo de Turbo y Apartadó, con logros internacionales.
Hay con qué pero no dónde
El problema del endémico abandono que ha tenido el deporte urabaense y que se materializa en la falta de escenarios para la práctica y formación, puede simplificarse en el testimonio del campeón nacional de 200 metros, el turbeño John Steven Zúñiga: “Mi papá era vallista y mi tío boxeador. A ellos les prometieron las mismas mejoras de escenarios y condiciones para practicar su deporte que me hicieron a mí y que seguramente le harán a mi hijo si decide competir en alguna disciplina”.
Y es que cuando se trata de deporte esta zona revela tremendas paradojas. Por ejemplo, las fotos que muestran coliseos y escenarios en completo deterioro, fueron tomadas en agosto pasado camino a los homenajes que recibiría el campeón mundial de boxeo Eléider Álvarez, nacido en Apartadó y criado en Turbo. Hoy, estos lugares están en peor estado, mientras las promesas gubernamentales se renuevan y las iniciativas municipales ofrecen soluciones parciales.
Iniciativa en Turbo no alcanza
El alcalde de Turbo Alejandro Abuchar promete que le cambiará la cara al deporte del municipio con “más de 8 mil millones de pesos que transformarán nuestro deporte con escenarios dignos”, sostiene.
En la práctica esto se ha traducido en remodelaciones como la del Polideportivo la Bombonera, con inversión de $1.500 millones, y que beneficia a cuatro comunidades, así como canchas sintéticas nuevas en los barrios Brisas del Mar, Santafe, La Playa y la Ciudadela Industrial, próximos a entregar, así como la del barrio Obrero que contó con el aporte de $300 millones de Coldeportes. Además, cuenta el alcalde, se adelanta la construcción de la Unidad Deportiva que tendrá cancha sintética profesional, cancha auxiliar, gimnasio al aire libre y placa polideportiva.
En contraste, los escenarios de cuatro barrios, como registra el material fotográfico, así como la falta de escenarios en los 17 corregimientos que acoge a casi 100.000 de los 163.000 habitantes del municipio. Lo que quiere decir que la cobertura, a pesar del esfuerzo de la actual administración, dista mucho de ser óptima. Además porque el 65 por ciento de los deportistas turbeños salen de los corregimientos.
Apartadó espera hechos
En días pasados, el director de Coldeportes, Ernesto Lucena, cumplió con la promesa que le hizo a Eléider Álvarez de visitar el municipio y comprometerse a cambiar realidades en el deporte de la región.
“Se comprometió en hacer mejoras al Centro de Alto Rendimiento, a terminar el estadio de atletismo Caterine Ibargüen y no podía creer cuando vio el escenario en el que entrenan los boxeadores -80-. Se comprometió a facilitarnos recursos para mantenimiento e implementación”, cuenta el entrenador Abelardo Parra, formador de púgiles de talla mundial como Eléider.
“Si no priorizamos los proyectos de infraestructura y estrategia de formación deportiva de Urabá seguro no alcanzamos las metas que tenemos con miras a Tokio 2020”, sostiene Lucena.
Y es que Apartadó es la capital de la región bananera, donde se decantan los atletas proyectados al alto rendimiento. Este municipio acoge a 10.000 deportistas con proyección.
Allí también hay problemas idénticos a los de Turbo y otros municipios.
En la foto principal se retrata el estado del coliseo Antonio Roldán que acoge seis disciplinas y cerca de 2.500 deportistas. Hoy está cerrado porque el contratista encargado del mantenimiento incumplió el contrato.
“El gobierno central no dimensiona que cada día que un niño en Urabá no puede practicar un deporte se acerca más a la marginalidad. Si lo entendieran incentivarían más proyectos y ejercerían mejor veeduría”, alega Michael Correa, jugador de voley de selecciones Colombia, formado en Apartadó.
Deportistas y entrenadores coinciden que mientras atiendan la problemática con inversiones fragmentarias y voluntades políticas de turno y no un macroproyecto con recursos fijos, directrices claras y la participación de las fuerzas vivas del deporte urabaense, se repetirá la imagen de escenarios abandonados mientras un medallista internacional celebra con su gente y cientos de talentos se quedan en el camino.