Los empresarios afiliados a la Asociación de Bananeros de Colombia (Augura) señalan que el año pasado estuvo marcado por diversas complicaciones derivadas del invierno.
Los cultivadores de banano de Urabá, Magdalena y La Guajira presentan el balance de su actividad durante 2022, periodo en el que se observó una caída en la productividad.
“Pero los datos estadísticos de alta pluviosidad y bajo brillo solar que se dieron en Urabá no se habían presentado nunca antes, desde que se llevan registros climatológicos, lo que ocasionó una sensible disminución del volumen de cajas exportadas, del 8,5%, comparada con el año 2021”, anotó el presidente de la junta directiva del gremio, Jaime Henríquez Gallo.
Según la agremiación, la productividad bajó de 2.124 cajas por hectárea en 2021 a 2.027 el año anterior, y las exportaciones sumaron US$891 millones.
En la asamblea de Augura, prevista para este jueves, 20 de abril, en el del Country Club Ejecutivos de Medellín, los bananeros señalarán que la caída de los precios de la fruta en los mercados internacionales fue otra variable que golpeó muy duro al sector. Principalmente en el mercado europeo, ocasionada por el conflicto bélico desatado por Rusia contra Ucrania.
Esto ocasionó el cierre de las fronteras a la fruta ecuatoriana, que tradicionalmente abastece esos mercados, causando su desplazamiento a otros destinos europeos, lo que generó la sobreoferta y consiguiente caída en los precios.
La guerra Rusia-Ucrania trajo, además, como consecuencia un desproporcionado incremento en los fletes marítimos, al igual que en el costo de los fertilizantes requeridos para el cultivo del banano, como la urea y otros insumos, generando una sensible afectación en los márgenes del productor y sus comercializadoras ante el incremento desproporcionado en los costos.
“Hoy solo nos queda esperar que la corrección a la baja de los costos, que ya empezamos a registrar, retomen la estabilidad requerida. Igualmente, esperamos la normalización de los mercados y su regreso a la tradicional oferta y demanda, algo que afortunadamente ya empezó a evidenciarse en este 2023”, añadió Henríquez.
Es importante destacar que, a pesar de la crisis, de todas las dificultades del año anterior, y de los problemas económicos que padecieron las empresas de la industria bananera, se logró garantizar la estabilidad laboral a los 42.000 empleos permanentes que genera la actividad en el Urabá antioqueño, Magdalena y La Guajira, al igual que a los 108.000 empleos indirectos que le sirven de soporte, todo en beneficio de las 150.000 familias que dependen económicamente de esta actividad.