Urabá - 15 mayo, 2017

Cae el depredador sexual de Urabá

Por Noticias Urabá

Entre el 3 y el 14 de mayo de este año en Acandí (Chocó), Carepa (Antioquia), Montería (Córdoba) y Cartagena, (Bolívar), cinco policías han sido asesinados, y varios estaciones y CAI han fueron atacadas con granadas y explosivos. En efecto, la cúpula de la banda criminal conocida como el Clan del Golfo ordenó a sus sicarios implementar un llamado plan pistola, consistente en asesinar policías a sangre fría en cualquier lugar del país. Al estilo de Pablo Escobar, adicionalmente, ofrecían 2 millones de pesos a sus secuaces por cada patrullero muerto.

Cae depredador sexual de Urabá

Con esa violenta ofensiva, el clan respondió a uno de los golpes más fuertes que ha sufrido esa organización de narcotraficantes: la muerte de Uldar Cardona durante una acción del bloque de búsqueda de la Operación Agamenón el pasado 2 de mayo en las selvas de Urabá. Conocido con el alias de Pablito, era el hombre más cercano a los jefes de ese grupo: Dairo Úsuga, alias Otoniel, y Roberto Vargas, alias Gavilán.

Cardona era importante porque comandaba 6 estructuras con 750 hombres en Córdoba, Antioquia y sur de Bolívar. Pero, principalmente, porque con ese ejército se había transformado, a sangre y fuego, en uno de los hombres clave de las finanzas. En esas regiones él y su grupo extorsionaban prácticamente a toda la comunidad, desde tenderos hasta ganaderos. De ese modo mensualmente recaudaban 3.500 millones de pesos, y por la explotación ilegal de oro y los negocios de narcotráfico conseguían otros 15.000 millones cada mes.

De sus 42 años de edad llevaba 26 en el mundo del crimen. Militó en las AUC, y en 2000 estuvo en el bloque Centauros en los llanos. Cuatro años más tarde participó en el asesinato de su jefe en ese bloque, Miguel Arroyave. De allí regresó a Urabá y fundó con otros secuaces las llamadas Águilas Negras, que, tras varios nombres, terminaron convertidas en el Clan del Golfo.

Desde hace 18 meses la policía venía tras él. Lograron reclutar como fuente a una persona de su anillo de seguridad y, lo más importante, a una de sus amantes que reveló un lado aún más oscuro de Pablito. Indignada le contó a los agentes encubiertos que estaba decidida a capturar a ese hombre, a quien definió como un aberrado depredador sexual.

La mujer contó cómo, aprovechando el poder de sus sicarios y los millones que movía, Pablito se convirtió en el terror de decenas de familias. La razón es que obligaba a los campesinos de la zona a llevar al sitio donde él estuviera escondido a sus hijas de entre 10 y 13 años de edad. Allí abusaba sexualmente de las menores y las sometía por días a los más horribles vejámenes. Los familiares no tenían muchas opciones. Si no accedían, el capo ordenaba asesinar al papá o la mamá y en el mejor de los casos los obligaba a salir desplazados. No menos siniestro era que si las niñas tenían entre 6 y 8 años obligaba a los familiares a “tenérselas listas” para que se las llevaran al cumplir los 10 años. Si intentaban huir de la zona para salvar a la menor, asesinaba a algún miembro de la familia. La amante indignada, convertida en informante, contó que en 2 años abusó de ese modo a más de 50 menores, dato que los investigadores corroboraron con las entrevistas a las atemorizadas familias y pobladores, quienes por razones obvias nunca denunciaron a ese asesino.

Cansados de estas aberraciones, y de muchos otros abusos, la mujer, uno de los hombres de su seguridad y la comunidad optaron por contarles a los policías y al bloque de búsqueda que el 2 de mayo Pablito iba a hacer una fiesta en una finca escondida en la selva, a varias horas del municipio de Arboletes.

A las 5:30 de la madrugada del día siguiente una docena de comandos de Copes y Junglas llegaron al sitio para arrestarlo. Uno de los anillos externos de seguridad del narco, conformado por 20 hombres con fusil, detectó a los policías y comenzó una intensa balacera. Desde el interior de la vivienda Pablito y cuatro de sus escoltas también comenzaron a disparar contra los comandos. Tras más de media hora de enfrentamiento finalmente el narco y 3 de sus hombres murieron y otros 4 cayeron en manos de las autoridades. En el interior del lugar encontraron un arsenal y cajones llenos de juguetes sexuales y videos pornográficos que el criminal usaba al abusar de las menores. Así terminó la carrera criminal del depredador sexual del Clan Úsuga.

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