Chocó enfrenta, por estos días, otra cara de la crisis social que padece.
Esta tiene que ver con la malaria, que en lo corrido del año ha impactado a 3.849 de sus habitantes, según reportes del Instituto Nacional de Salud (INS), siendo la región más golpeada. Nariño y Cauca son las otras dos zonas que también preocupan.
De acuerdo con Carlos Tirso Murillo, secretario de Salud departamental, los esfuerzos se han concentrado en la población. “Tenemos atención en zona con equipos extramurales y brigadas médicas y hemos podido tratar a 170 personas, con diferentes patologías, principalmente asociadas a malaria, desnutrición y diarrea”, explica.
El Ministerio de Salud, respondiendo a un cuestionario que le envió EL COLOMBIANO, indicó que dentro del Plan Estratégico Malaria Colombia, el cual incluye acciones generales de coordinación, cofinanciación y distribución de insumos de salud pública, adquirieron y distribuyeron medicamentos para su tratamiento, y se han implementado acciones de vigilancia y control de la enfermedad.
Por otra parte, el Ministerio destacó el envío “de 50 funcionarios que atienden los municipios” del Chocó y la entrega de toldillos, información, educación y comunicación sobre malaria a poblaciones afectadas de manera prioritaria y a la comunidad.
El conflicto pone trabas
Sumado a la preocupación que representa esta enfermedad, el secretario de Salud denunció los enfrentamientos entre la Fuerza de Tarea Titán del Ejército y una de las subestructuras del Clan del Golfo que delinque en la región.
Incluso, en un video que conoció este diario la semana pasada se ve cómo en las comunidades de Marcial y Jagual Chintadó, ubicadas en zona rural del municipio de Riosucio, tuvieron que esconderse en trincheras improvisadas por los enfrentamientos armados que se registran en esa región del país.
“Esperamos que esos combates cesen para poder llegar, porque las comunidades son las más afectadas y no podemos poner en riesgo las misiones médicas”, agregó Murillo. Aquí vale la pena recordar que en los últimos tres años, según el Ministerio, se registraron 413 ataques o amenazas contra personal médico, lo cual incluyó ataques físicos, verbales, amenazas o daños contra infraestructura médica.
¿Y el Darién qué?
Esta es la zona donde más preocupa la malaria en el Chocó y, también, el lugar en el que las misiones médicas no han podido ingresar por los combates. El Minsalud destacó que aunque la información que circuló apuntó a que eran ocho los niños que habían fallecido por esta enfermedad, se logró establecer, con los equipos en campo, que fueron cinco menores de edad de un año.
No obstante, resalta el Ministerio, “todas estas muertes se encuentran en estudio para establecer sus causas”.
Finalmente, mientras esperan que los combates cesen para poder regresar, el Ministerio y la Secretaría de Salud, mantienen las labores de vigilancia y control en la región.
“Desde el 21 de marzo pasado las brigadas de ambas entidades lograron trasladar hacia Apartadó (Antioquia) a tres niños con diagnóstico de malaria complicada para que recibieran la atención.
Los esfuerzos, ahora, se concentran en Carepa (Antioquia) y recorrerán la cuenca del río hasta encontrarse con la brigada de salud en el Alto Guayabal (Chocó). “Hemos enviado 120 litros de insecticida fenitrotión (para combatir el vector) y 1.200 toldillos para estas comunidades”, concluye el Ministerio, en una zona afectada por la violencia.