Se reúne la decimocuarta delegación asturiana con integrantes de la Comunidad de Paz de San José Apartadó rodeados de gallinas con pitinos, un chancho feliz retozando en un montón de arena, abundancia de gallos picoteando, potentes rebuznos de burro como dando la bienvenida a la delegación, además de los zureos y trinos de numerosas aves en el entorno…y ruidos de motos en el camino.
Ruidos de motos en el camino que va de Apartadó a San José, y en medio San Josecito, uno de los últimos lugares de los numerosos desplazamientos forzados de la comunidad.
Ruidos de motos de trabajadores agrícolas, de familias indígenas en número de hasta seis en cada motocicleta… pero también ruidos de motos que utilizan los paramilitares, que «no existen» según el gobierno, pero que la comunidad de paz señala en sus denuncias cotidianas detalladas, impecables, que en su conjunto suponen una Historia continuada del horror planificado y de la connivencia paramilitar con el estado, estructural para con el despojo imperante e impune.
En moto llegaron 5 paramilitares el 29-D al centro de acopio de la comunidad de paz, encapuchados, tratando de asesinar a Germán el representante legal. 3 huyeron en moto al casco urbano de San José, donde están los militares, 2 fueron neutralizados y capturados por la comunidad y entregados después al obispo y a un delegado del ministerio del interior, y en pocas horas la fiscalía los puso en libertad..
El 23 de marzo esta comunidad de paz está cumpliendo 21 años.
Una comunidad de paz en medio de la guerra, en tierras fértiles al lado del poder, bananeros y mineros. 21 años rechazando la violencia y el militarismo, que les ha producido 300 muertos.
Hete aquí que la visita asturiana se torna oportuna, en una noche de tensión, de anuncios de amenazas nuevas, de intento de venganza por la retención de los dos paramilitares y la destrucción de sus armas. Y la delegación decide por consenso pernoctar, por si acaso, esa noche en la comunidad, y acompañar la vigilia vigilante por turnos.
Como elementos de «de qué va» la comunidad de paz de San José Apartadó…incesantes preguntas y respuestas lógicas, más la visita impresionante (sencillo pero que impresiona por el tamaño de la represión) el lugar de la Memoria de la comunidad de paz.
Amanece entre trinos abundantes de pájaros y gallos, y ya hay una casita, y una cocina, y una señora que ofrece buñuelos calientes y abundante café a la delegación asturiana número 14 en su propia comunidad de paz, albergue de resistencias en Urabá.