Un sombrío panorama del agro en el municipio de San Juan de Urabá y otros sectores circunvecinos, hizo el líder social Carlos Enrique Angulo Vargas, a quien le inquieta la falta de comercialización de los productos y la escases de peces para las faenas artesanales, situación que se traduce en problemas de índole social.
Ángulo Vargas hace parte junto a 22 familia más de Asosapar, con sede en el corregimiento de Damaquiel, dedicada a labores de pesca
“Nosotros veníamos trabajando cada quien por su lado, como pescadores independientes, vino un proyecto con Naciones Unidas donde hicieron un diagnóstico en la zona de Urabá y apoyaron para crear las organizaciones en todo el litoral, incluyendo tres departamentos: Antioquia, Chocó y Córdoba; fuimos beneficiados de ese proyecto, luego nos reunimos los representantes legales de varias organizaciones y creamos otra de segundo nivel que se llama Guardagolfo para darle apoyo a las de base, o sea de cada comunidad”
“Sin embargo, hoy es preocupante lo que se está viviendo en el Golfo de Urabá, porque la producción de peces no alcanza a abastecer casi ni las comunidades donde habitamos y hay desabastecimiento del producto pesquero, hace muchos años se ha venido haciendo un daño con la pesca industrial y en este momento para la pesca industrial no es rentable y el daño que esa pesca hizo, hoy lo está pagando la pesca artesanal” advierte el dirigente agrario.
“A nosotros los pescadores en este momento nos ha tocado cuando no hay producción de pesca, dedicarnos a las labores del campo como el cultivo de plátano, pero hoy este producto no tiene ningún precio, las compañías que venían acá a comprarlo, ya no vienen, porque la producción la tienen en el llamado eje bananero”
“Hay campesinos que soñaban en que iban a mejorar su calidad de vida con los cultivos de ñame, muchos arrendaron tierras, hubo programas del Estado donde se consiguieron tierras, se les dio las semillas, la asistencia técnica y en este momento está la producción y no hay quien la compre. O sea, la situación que estamos viviendo en el municipio de San Juan de Urabá es es caótica, donde el que tiene el plátano no vale nada y el que tiene el ñame no tiene recursos ni para arrancarlo” concluyó.