Un golpe contundente fue el que acabó la vida de Maximiliano Tabares Caro, de 6 años, en el municipio de Segovia. Luego de un arduo trabajo forense por parte de Medicina Legal, la Fiscalía confirmó este jueves que un golpe con una varilla fue la que acabó con el menor después de ser víctima de rituales satánicos en los que estuvieron implicados su mamá, su padrastro y su abuela.
El director seccional de Fiscalías de Antioquia, Daniel Parada, explicó que “ya se cuenta con el dictamen forense donde se determinó que la muerte del menor se produjo por un trauma cráneo – encefálico producido por objeto contundente”. Según el dictamen, los golpes sufridos por Maximiliano le provocaron una fractura en el cráneo que le ocasionaron un sangrado interno, lo que le produjo la muerte.
El cuerpo del menor, que estaba desaparecido desde la noche del 20 de septiembre cuando fue visto por última vez en el barrio Gaitán, de Segovia, fue encontrado en la tarde del 27 de octubre en la vereda Cuturú Alto, de este mismo municipio del Nordeste antioqueño, luego de que su mamá, Sandra Patricia Caro Pérez, y otro de los señalados del crimen, Róbinson Esmit Arboleda Ramírez (alias “Orejas), llevaran a la Fiscalía al lugar donde estaba enterrado el cuerpo.
Por este hecho fueron capturados, además de los dos mencionados, Fabio Andrés Carmona Ramírez -su padrastro-, Damaris Estela Pérez Escalante -su abuela-, Fabián Alberto Monsalve y Susana Ceballos Zapata.
Todos ellos, integrantes de una secta llamada Los Carneros, están siendo procesados por los delitos de desaparición forzada y tortura y se encuentran recluidos en centros carcelarios a la espera de una nueva formulación de cargos, esta vez por homicidio agravado en menor de 14 años y complicidad por homicidio.
“La Fiscalía, como consecuencia de esto, va a ampliar lo que tiene que ver frente a la imputación de cargos, que en un principio se le hizo a estas seis personas, y van a ser llamadas a una formulación”, señaló el fiscal Parada.
Con este nuevo proceso, las penas pueden ser de 40 a 60 años para todos los responsables, sin derechos a beneficios legales por cuenta del crimen cometido contra este menor, según las investigaciones, porque el padrastro del menor había dicho que un espíritu del niño les estaba dificultando la búsqueda de oro, motivo por el cual hacían estos rituales.