La cifra de migrantes que cruzaron el Tapón del Darién, en frontera natural entre Panamá y Colombia, alcanzó en agosto pasado “un récord histórico”, según señaló la Human Rights Watch (HRW).
De acuerdo con el investigador del organismo, Juan Pappier, la cifra alcanzó los 32 mil migrantes el mes pasado, de los cuales 23 mil eran ciudadanos venezolanos.
“Eso significa un aumento del 4.060 % en comparación con agosto 2021.Estos migrantes están expuestos a gravísimos abusos, incluyendo violencia sexual. Aterrador”, dijo el investigador en cuenta de Twitter.
Ya junio pasado, la Defensoría del Pueblo había advertido que durante el primer semestre de 2022 hubo “cambios significativos” en las dinámicas migratorias por la zona del Urabá-Darién.
En ese momento, indicaron que la mayoría de los migrantes son de nacionalidad venezolana, a diferencia de lo que se evidenció el año pasado cuando la población migrante era mayoritariamente haitiana.
De igual forma, ha habido un aumento en el número de familias migrantes, con niños, niñas y adolescentes, mientras que en 2021 en su mayoría era población masculina joven.
Las autoridades migratorias panameñas han identificado un total de 19.000 migrantes que han llegado a su territorio proveniente de la zona del Darién, de los cuales cerca del 25 % (unas 4.700 personas) son menores.
Precisamente con esta población, la Unicef dijo en semanas pasadas que la cantidad de niños, niñas y adolescentes que cruzaron el Tapón del Darién “se duplicó hasta alcanzar más de 5.000 desde el inicio de 2022”.
De acuerdo con estos dígitos, 1 de cada 5 de los más de 30.000 migrantes en tránsito que cruzaron la ruta del Darién en los primeros 5 meses de 2022, frente a los 16.000 que lo hicieron durante el mismo periodo de 2021, son niños, niñas y adolescentes.
Unicef destacó que a la par con el aumento cada semana en el número de transeúntes, sus condiciones de vida no son las adecuadas debido a las fuertes lluvias y los trabajos de mejora de los centros de recepción.
Según Unicef, las familias migrantes están en “situación de hacinamiento” en los alojamientos temporales, “que no reúnen las condiciones adecuadas para niños, niñas y adolescentes”, sin agua ni servicios básicos suficientes y “mayores riesgos para la salud de los bebés”.