Noticias Urabá

Rodolfo Hernández el candidato sorpresa

El ingeniero, sin presentar un plan sofisticado de gobierno y sin contar con el apoyo de figuras políticas relevantes, ha sabido leer mejor a una parte del país, de lo que lo han hecho otros candidatos que se han quedado rezagados con el mismo discurso de siempre y las mismas peleas de siempre. Con un lenguaje práctico, coloquial y directo ha dicho que acabará en tiempo record con la corrupción, un mal que afecta a todos los colombianos sin importar su corriente política.

La agotadora disputa entre los referentes de la política tradicional ha llevado a un sorpresivo crecimiento de la candidatura de Rodolfo Hernández, que pone a tambalear los cimientos sobre los que se han construido las reglas de la práctica electoral colombiana. La primera vuelta no será, como muchos creen, una disputa electoral entre Gustavo Petro y los demás candidatos, sino una competencia entre Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández. O si se quiere, entre los votos de estructura y la burbuja de opinión.

Un ganadero tradicional monteriano cuya tendencia al voto siempre ha estado favor de los candidatos del uribismo, decide votar en estas elecciones por Rodolfo Hernández y está convencido de que es la única salida que tiene el país para superar la crisis actual.

Una mujer bogotana, con maestría en administración y dueña de su propia empresa, que usualmente votaría por el candidato de centro, opina lo mismo que el ganadero y votará el próximo domingo por el ingeniero. ¿Qué tienen en común el ganadero monteriano y la empresaria bogotana? Ni en su estilo de vida ni en sus ideas políticas comparten algo en común, pero ambos pagan impuestos altísimos que nunca ven reflejados en el crecimiento del país. Poco coinciden en sus actividades económicas y culturales, pero han llegado, como muchos otros colombianos, a un agotamiento insuperable de la corrupción, la polarización y los discursos elaborados que históricamente no han logrado los resultados prometidos. Lo único que los mueve en estas elecciones es que su dinero no termine en los bolsillos de otra familia política y están convencidos de que el candidato millonario no lo necesita.

El ingeniero, sin presentar un plan sofisticado de gobierno y sin contar con el apoyo de figuras políticas relevantes, ha sabido leer mejor a una parte del país, de lo que lo han hecho otros candidatos que se han quedado rezagados con el mismo discurso de siempre y las mismas peleas de siempre. Con un lenguaje práctico, coloquial y directo ha dicho que acabará en tiempo record con la corrupción, un mal que afecta a todos los colombianos sin importar su corriente política.

Los demás candidatos pecaron por ingenuos y jugaron a la campaña tradicional de destruir públicamente al enemigo político natural, pensando que Hernández era el chistecito de la campaña que pasaría más desapercibido que Ingrid Betancourt. Mientras todos hacían equívocamente lo suyo, el ingeniero seguía creciendo en redes, mostrando que con su inmenso caudal económico no tendría por qué robar, y ganando adeptos que espontáneamente se sentían abrumados por la polarización de las últimas dos décadas. Ahora, a una semana de las elecciones, sigue creciendo entre quienes no quieren verse obligados a elegir entre la izquierda y la derecha en segunda vuelta, a pesar de que nadie sepa con certeza cómo sería el país bajo la presidencia del ingeniero.

Al final, esta primera vuelta mostrará hasta donde llegará la burbuja de opinión de Rodolfo Hernández y si tendrá la resistencia para superar a Federico Gutiérrez con todos los votos de maquinaria que pueden darle los partidos tradicionales que explicita o implícitamente lo apoyan.

Salir de la versión móvil