“Ellos son cobardes que vienen atacando a nuestros hombres por la espalda, por ese plan pistola, francotirador, con explosivos”. Así se pronunció el comandante de la Policía Antioquia, Daniel Mazo Cardona, sobre los ataques de los cuales han sido víctimas los policías y que se han intensificado luego de la extradición de Dayro Antonio Úsuga David, alias “Otoniel”, el pasado 4 de mayo.
Desde esa fecha, con paro armado incluido, se han registrado 13 ataques contra uniformados en las subregiones del Urabá, Occidente, Suroeste y Norte, con un saldo de 10 muertos: seis policías, dos militares y dos civiles. Además, resultaron heridos 22 personas, entre civiles e integrantes de la fuerza pública.
En los 11 días que van de julio se han registrado siete hechos violentos contra la fuerza pública, el más reciente ocurrido en la noche del pasado domingo en el barrio Obrero, zona urbana de Apartadó, donde fue asesinado frente a su familia el patrullero Jesús Murillo, quien se dirigía para comenzar su turno policial.
Tan solo en este mes han muerto cinco personas, entre ellas el patrullero Murillo, todas en atentados que vinculan a la estructura que hasta el 23 de octubre del año pasado lideraba desde las montañas del Urabá el máximo capo después de Pablo Escobar, según el presidente Iván Duque. Tres uniformados y dos civiles cierran la cifra de este mes de ataques del Clan del Golfo.
¿Por qué los ataques?
El recrudecimiento de la ofensiva del Clan del Golfo contra las autoridades después de la extradición de su máximo líder, la cual comenzó con el paro armado entre el 5 y 9 de mayo, se debería a un intento por mostrarle a las comunidades donde tienen presencia un mayor poderío sobre la Fuerza Pública.
Así lo expresó el asesor en Seguridad y el presidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares, John Marulanda, quien añadió que esta ofensiva también se debe a una venganza por el accionar de la Policía, tanto por la extradición de “Otoniel”, como por los operativos en los corredores del narcotráfico que tiene esta estructura.
“Ellos están demostrando su capacidad violenta, intimidando a las comunidades donde están y dándole a la Policía, que es su enemigo natural”, señaló Marulanda.
Los ataques se están enfocando, principalmente, en las subregiones antioqueñas de Urabá, Occidente y Norte. Otras zonas donde tiene presencia esta organización, como Bajo Cauca y Suroeste (excepto Urrao), no se ha visto afectada por el Plan Pistola del cual hace referencia el comandante de la Policía Antioquia.
De acuerdo con expertos en conflicto armado, las estructuras que están detrás de estos ataques son la Edwin Román Velásquez Valle, la cual operan principalmente en el Occidente y otro frente conjunto conformado por las subestructuras Rubén Darío Ávila Martínez y Julio César Vargas, las cuales pertenecen a la estructura Roberto Vargas Gutiérrez, las cuales llegan desde Córdoba. En el Urabá los crímenes son cometidos desde el comando central de esta organización.
Líderes de la ofensiva
Según la Policía Antioquia, quien estaría abanderando los ataques tras el envío a Estados Unidos de alias “Otoniel” es Wilmar Albeiro Mejía Úsuga, alias “Richard” o “Deivid”, cabecilla de la subestructura Edwin Román Velásquez.
Junto con Mejía Úsuga estarían delinquiendo dos hombres con los alias de “Silvestre” y “Freezer”, quienes vienen manejando las zonas de influencia en el Occidente, el corredor estratégico para llegar al Urabá, el Suroeste y Chocó.
Según Mazo, la crudeza de los ataques del Clan, principalmente los que se le atribuyen a “Richard”, tienen que ver con su formación en las Farc, de las cuales formó parte en el pasado y que tuvo manejo de minas antipersona y otra clase de explosivos para atentar contra la fuerza pública.
El oficial lo describe como un delincuente que “ha venido dentro del Clan desde el rango de sicario. Manejó parte financiera y le entregan como tal el componente delincuencial hacia el Occidente, donde viene creando terror, cometiendo homicidios selectivos, adueñándose de la economía y de algunas propiedades en los municipios”.
Para contrarrestar los ataques y mostrar la operatividad de la Policía en contra de esta estructura delincuencial, se han capturado en el departamento 126 personas señaladas de pertenecer al Clan del Golfo, incluyendo dos en los días recientes que estarían detrás de los ataques a los uniformados que se han presentado desde 2021. También han sido neutralizado cuatro personas señaladas de formar parte del Clan. La lucha entre las autoridades y esta estructura continúa, en medio del temor de las comunidades en la zona de influencia.
El coronel Mazo les pide a los integrantes de esta organización que se pongan a disposición de las autoridades o de lo contrario continuarán con las ofensivas para reducirlos.