Sin embargo, la actividad realizada el sábado en el corregimiento San José de Apartadó no dejó conforme a la comunidad de paz que lleva el mismo nombre.
Así lo manifestó Germán Graciano, representante legal de ese grupo de campesinos declarado en resistencia civil hace 22 años.
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“La comunidad lamenta el orden de la retractación. No se hizo un acto de perdón, de reparación. No se llevó a cabo el acto de perdón para una no repetición”, aseveró Graciano.
Si bien el campesino admite que la justicia ha condenado a varios militares por este hecho, recriminó la falta de presencia de altos funcionarios del Ministerio de Defensa.
El sábado el coronel Carlos Padilla, comandante de la Brigada XVII, lideró la jornada en la que se entregó una placa conmemorativa con el nombre de las víctimas.
“Con esta placa reconocemos y dignificamos a las víctimas del conflicto armado, por los hechos acaecidos el 21 de febrero de 2005 en la vereda La Resbalosa y Mulatos del municipio San José de Apartadó, en desagravio por su muerte”, reza la losa.
El oficial leyó un pronunciamiento que buscaba resarcir el dolor de las familias de las víctimas.
“Quiero acudir a este acto público para pedir excusas a todos los familiares, al departamento de Antioquia y al país por la muerte de los señores Alfonso Bolívar Tuberquia, Santiago Tuberquia Muñoz, Natalia Andrea Tuberquia Muñoz, Sandra Milena Muñoz Pozo, Luis Eduardo Guerra, Deyner Andrés Guerra y Alejandro Pérez, que en paz descansen todos ellos, quienes resultaron fallecidos en los hechos ocurridos el día 21 febrero de 2005”, leyó el coronel Padilla ante un grupo de personas.
“De todo corazón, como colombiano y militar del Ejército Nacional del Colombia, en nombre del ministro de Defensa Nacional, quiero presentarles mis más sinceras disculpas y solidarizarme con el dolor de todos y cada uno de ustedes”, dijo el coronel Padilla ante decenas de personas.
El acto se llevó a cabo en el parque de San José de Apartadó, a unos dos kilómetros de la Comunidad de Paz. A presenciarlo fueron invitados algunos familiares de las víctimas, pero “no la comunidad de paz”, dijo Graciano, quien insistió en que las personas asesinadas eran familias ajenas al conflicto armado.
La masacre ocurrió cuando un grupo de paramilitares, ante la mirada pasiva de varios militares, asesinó brutalmente a estas ocho personas con armas blancas y enterró sus cuerpos en fosas.
Entre las víctimas había cuatro menores de edad: Sandra Milena, de 17 años; Deyner Andrés, de 11; Natalia Andrea, de 5; y Santiago, de apenas 21 meses de edad.