Desde tierras del noroccidente antioqueño llegó al Festival de Festivales 2018, en la modalidad de Voleibol, el equipo San Pedro de Urabá Corbanacol, integrado por un conjunto de niños que vinieron a la ciudad de Medellín para dejar el nombre de su municipio en lo más alto.
En la tercera jornada de la justa deportiva, celebrada este lunes, no lograron obtener la victoria, pero si algo les sobra a estos pequeños es el coraje para reponerse de la caída sufrida ante su rival de turno. A pesar del tropiezo, el capitán del equipo, Santiago González Bravo, confía en la capacidad de sus compañeros para volver a la cancha en la próxima jornada y ratificar la fuerza de los deportistas urabaenses, pues el año anterior fueron campeones del Festival.
“Esta es la segunda vez que participo en esta competencia y cuando pierdo sólo pienso en la revancha. Hoy nos faltó actitud y jugar mejor, pero sé que podemos seguir adelante”, aseguró el joven líder del equipo bananero.
Al lado del optimista capitán estuvieron sus coequiperos, entre ellos, Iván Ramiro Escobar, quien llama la atención por su corta estatura en un terreno lleno de jugadores más espigados. A pesar de ello, el chico jugó sin complejo alguno y se destacó por el pundonor que le imprimió a su conjunto en el fragor de la contienda deportiva. “Vinimos a representar a nuestro municipio y me gustaría que la gente de nuestra tierra se sintiera orgullosa, pues estamos aquí es por ellos”.
Otro joven que estuvo presente en la derrota fue Yefer Murillo Hernández, un chico que se autodefinió como aficionado al voleibol desde que cursó el cuarto grado de primaria. “Vine porque quiero representar a mi municipio; mi tierra es bella, me agrada su gente y el clima. Lo mejor de este deporte es poder compartir la amistad durante el juego con mis compañeros. Si le metemos ganas podemos ser campeones”.
Ahora el objetivo para este grupo de pequeños deportistas es lograr meterse en las finales del torneo. Con una notable esperanza, hablan de recuperarse tras su derrota y llevar una alegría a sus paisanos y a sus familias en San Pedro de Urabá, tierra de la que visiblemente se sienten empoderados.