Hace 25 años un millar de campesinos colombianos habitantes de Urabá se constituyeron en Comunidad de Paz afirmando su neutralidad en medio de un brutal operativo militar que los masacraba, consiguieron así una oportunidad para sobrevivir pacíficamente en sus territorios. Con motivo de este aniversario los representantes de la Comunidad de Paz; Yudis Arteaga y German Graciano visitan España como parte de una gira europea que los llevara a diversas ciudades de 8 países, la gira está organizada por la Red Europea de solidaridad internacional con la Comunidad de Paz de San José de Apartadó.
A pesar de los recientes cambios en el escenario político de Colombia, positivos respeto a los Derechos Humanos, estos no han llegado a las zonas campesinas alejadas de las metrópolis que tienen una escasa o nula presencia del Estado, por ello aún hoy siguen sufriendo agresiones que hacen imprescindible mantener el acompañamiento que le dan diversas organizaciones internacionales, los representantes políticos y la opinión pública.
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El norte de Colombia es una zona muy rica en recursos naturales y con escasa presencia del Estado lo que ha propiciado históricamente la realización de operativos militares para el desplazamiento de campesinos/as y la posterior apropiación ilegal de las tierras. En 1997 en medio de continuos enfrentamientos militares a los que eran ajenos, miles de campesinos tuvieron que enfrentar la violencia armada incluyendo; asesinatos, violencia sexual, tortura, desplazamientos y amenazas que buscaban hacerlos huir para que abandonaran sus tierras. Para sobrevivir algunos se constituyeron en comunidad neutral, lo que implicaba no participar de ninguna forma en el conflicto armado que mantenían guerrilla, ejército y paramilitares. En ese momento nace la Comunidad de Paz de San José de Apartado cuyo 25 aniversario hoy se cumple.
Años después se conocería la verdad sobre esos operativos cuando en 2013 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó al Estado colombiano por el desplazamiento forzado de campesinos y el despojo de comunidades en colaboración con grupos paramilitares. Se mostró la violencia ejercida en el asesinato de los campesinos y como llegó a casos de extrema crueldad siendo declarado responsable el General Rito Alejo Del Río, comandante de la Brigada 17 del Ejército e instruido en la Escuela de las Américas, conocido por las violaciones cometidas en contra de la Comunidad de paz de San José de Apartadó.
Desde entonces mantener su neutralidad les ha costado sufrir asesinatos e innumerables agresiones como; bloqueos económicos y la usurpación de sus viviendas, todo en un clima de violencia difícilmente imaginable desde nuestra sociedad. Con la firma de los acuerdos de Paz, al contrario de lo que se podría esperar, por el momento no ha mejorado sustancialmente su situación.
El hecho más brutal que han padecido es la “Masacre de San José de Apartadó” ocurrida el 21 de febrero de 2005 cuando fue asesinado junto a su familia, Luis Eduardo Guerra entonces representante legal de la Comunidad e interlocutor ante las autoridades. Tras muchos años de mentiras y acusaciones infundadas la Corte Suprema de Colombia dictó sentencia por el asesinato de 8 personas, incluido tres niños de muy corta edad, condenando a 6 militares del ejército colombiano por los hechos realizados en colaboración con fuerzas paramilitares. Por último, en 2022 la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) declaró la masacre como delito de lesa humanidad.
Sin embargo, las agresiones no terminaron ahí y solo 3 años después la prensa informaba que en ese periodo se habían producido 17 nuevos asesinatos y 290 agresiones registradas y denunciadas por el investigador y padre jesuita Javier Giraldo.
Su trayectoria de “resistencia civil no violenta” ha merecido reconocimiento internacional, en 2011 fue elegida por el Parlamento Europeo como finalista de los premios Sajarov “… por ser, reconocido internacionalmente, un símbolo de coraje y dedicación a los valores de paz y justicia en un entorno de brutalidad y destrucción” y la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha emitido numerosas sentencias instando al gobierno colombiano a la protección de sus miembros. Frente a todo mantienen sus principios; neutralidad, trabajo comunitario, no utilización de químicos en los cultivos, … se rigen por un consejo interno igualitario en cuanto a la presencia de mujeres y hombres que es periódicamente elegido y renovado por la incorporación de jóvenes.
En este contexto tan difícil la Comunidad ha logrado la certificación como productos orgánicos y bio, de varias certificadoras internacionales, para sus productos agrícolas, manteniendo y reforzando su compromiso con la naturaleza en la que viven con total equilibrio.
Ellos son conscientes de la importancia que tiene para su supervivencia la solidaridad internacional y así lo expresan “Sobrevivimos gracias a todos ustedes, por su apoyo político, moral y espiritual que nos han brindado personas amigas, organizaciones y alcaldías que han creído en nuestro proceso”. De hecho, recientemente, defensores de DDHH en Colombia denunciaban el asesinato de 11 civiles en otra comunidad lo que nos reafirma en la importancia de mantenernos constantes en la vigilancia y la denuncia ante las autoridades colombianas ya que hemos comprobado que es básico para su supervivencia.
Desde la Red Europea de solidaridad internacional con la Comunidad de Paz de San José de Apartadó mantenemos con fuerza la convicción en que la lucha por la justicia social se puede y debe hacer presente en las pequeñas comunidades hermanadas, pues las resistencias comunes nos hacen más fuertes. A la Comunidad de Paz les mantiene vivos y firmes en sus valores de neutralidad y a las personas que sentimos su lucha como propia, seamos sociedad civil o instituciones, nos hace formar parte de un proceso de dignidad en el que se mantiene viva esa antigua lucha de David contra Goliat, donde contra todo pronóstico David sino resulta vencedor, al menos se mantiene vivo.