No solo en el Valle de Aburrá azota el cáncer de la acccidentalidad vial. En Urabá las cifras también asustan, al punto que la Gobernación y la Agencia Nacional de Seguridad Vial tomaron cartas en el asunto, pues si no se adoptan medidas cada día será más difícil frenar el flagelo de las víctimas que están quedando tendidas en el pavimento luego de ser arrolladas y sufrir choques en vehículos y motos.
En Apartadó, por ejemplo ya suman 11 las personas fallecidas en accidentes, según cifras de la Agencia Nacional de Seguridad Vial con corte al pasado 31 de julio. En 2021, en los doce meses, el total de víctimas fatales fueron 12 en la localidad, según la secretaria de Movilidad local, Tulia Ruiz García. Entre enero y agosto, según la dependencia, en el municipio han ocurrido 177 accidentes que han dejado también 144 lesionados.
Pero dos hechos tienen en jaque a las autoridades para frenar la racha de incidentes: uno es que la nueva vía a Urabá, conocida como Panamericana, por sus condiciones permite una mayor velocidad, lo que aprovechan conductores de vehículos y motos para transitar más rápido; y que las logísticas locales resultan insuficientes para ejercer control en toda la carretera.
“Apartadó es un municipio de 200.000 habitantes, pero tenemos un cuerpo de 22 guardas, y en las calles solo trabajan 17”, explica la secretaria Ruiz García. Para 2023 ya se aprobaron plazas para otros diez agentes, con lo cual se espera lograr una mayor operatividad.
Unidos por la causa
Pero en los demás municipios los problemas no son menores, lo que hizo que el director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial se desplazara a la zona y encabezara una reunión con los secretarios de movilidad, con presencia de la gerente de Seguridad Vial de Antioquia, Ana Catalina Pérez.
Fruto de las discusiones se decidió activar un Consejo Territorial de Seguridad Vial en la región, un ente que solo existe en el Valle de Aburrá. Su función es generar estrategias para enfrentar el problema, que se volvió un flagelo igual al de las urbes.
“En Urabá hay que reforzar, por ejemplo, los procesos de capacitación a los motociclistas, que son nuestros actores más vulnerables en las vías”, indicó.
La estadísticas lo prueban: en Turbo, con corte al mismo 31 de julio, se habían presentado 18 muertos en accidentes, 15 de ellos usuarios de moto (83%) y los otros tres peatones. En Chigorodó van 13 decesos, 8 de ellos usuarios de moto (61%), 3 peatones, un ciclista y una persona sin establecer cómo se movilizaba.
“Trabajar con las autoridades territoriales permite garantizar de mejor manera el control operativo”, expuso Luis Felipe Lota, director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, quien planteó la necesidad de involucrar a entidades como Invías, la ANI y los concesionarios de las nuevas vías, que son autopistas que desarrollan mayores velocidades y hay más exposición a la accidentalidad.
En las localidades se han ido tomando medidas. A la vanguardia está Apartadó, que detectó los puntos críticos y allí no solo hizo demarcación sino que además reforzó los controles. También empezó a llegar a las escuelas y jardines infantiles para hacer pedagogía desde las edades más tempranas, y tiene un grupo de patrulleritos haciendo la labor entre los niños.
Con el Consejo Territorial se espera que, una vez entre a sesionar, la mejoría en los resultados empiece a reflejarse en las cifras