«Si queremos acabar con la guerra hay que poner límites y bajar las armas»
(Así lo indicó Monseñor Hugo Torres, Obispo de Apartadó al indicar que está de acuerdo con un cese bilateral del fuego entre los diferentes grupos armados.)
El Obispo de Apartadó, Monseñor Hugo Torres, siempre ha trabajado desde la subregión de Urabá para poder lograr que los grupos armados ilegales permitan a la población vivir en paz y alejar la violencia del territorio, por ello las palabras que pronuncia el prelado son tomadas en cuenta por diferentes grupos armados.
El religioso se refirió a la carta que enviaron diferentes grupos ilegales al gobierno nacional proponiendo un acercamiento para generar condiciones para un posible sometimiento a la justicia y recalcó que para propiciar este espacio de paz se debe comenzar con un cese bilateral del fuego.
“Si queremos acabar con la guerra comencemos por ponerle límites y el límite es, bajemos las armas de lado y lado y demos espacio a otro tipo de negociación, si es que se puede hablar de negociación”, dijo monseñor.
Explicó que desde su punto de vista existen muchas opciones para que los que se sometan a la justicia vayan a la cárcel, pero también, propone trabajos sociales con las víctimas y su opinión se enfoca en la reparación a los afectados.
“Una forma de reparar es la cárcel, otra forma de reparar son las obras sociales en beneficio de aquellos a los que se les ha hecho daño. El Estado tendrá que buscar la forma de reparar. El perdón sin acciones reparativas puede ser una alcahuetería. Por eso es el Estado y los jueces los que tienen que buscar la medida. Yo lo que sí creo es que las acciones de daño que se han hecho en el territorio, es en el territorio donde deben ser reparadas”, agregó.
Pero además, indicó que los ilegales con intención de abandonar el conflicto deben tener la certeza de que no lo extraditarán o por lo menos acordar el castigo y quien se lo aplicará, es decir las reglas claras para propiciar el sometimiento y dejar de lado el sentimiento de venganza.
“Tenemos que cambiar la mentalidad, es decir, si queremos la paz tenemos que ceder aún al deseo casi vengativo de meterlos a la cárcel o de extraditarlos, yo creo que nadie va querer entregarse si sabe a conciencia que se lo van a llevar, entonces, yo creo que ahí si la jurisprudencia tiene que buscar caminos donde solamente el país gane, así nos toque aceptar y tenernos que comer el entuerto, porque no siempre estaremos de acuerdo con las decisiones de la justica”.
Finalmente dijo que es inútil querer pensar que todos los grupos se van a someter, pero que también se debe contemplar la negociación con esos grupos ilegales.