El hallazgo ocurrió en China en 2017, pero la investigación formal acaba de publicarse. El fósil probaría que el vuelo fue un experimento evolutivo con múltiples caminos.
Hasta 2015, todos los fósiles de dinosaurios apuntaban a que la capacidad de volar se había originado en un par de especies que, con el tiempo, evolucionaron hasta las aves modernas. ese año, sin embargo, cambió esa narrativa: en China, un granjero encontró un fósil de una criatura que, a pesar de parecer un ave, también contaba con algunas estructuras propias de murciélago. Lo bautizaron Yi qui, que en mandarín significa “ala extraña”.
Al ser un único fósil, pocos se atrevieron a cuestionar la idea de que las alas emplumadas fueron el origen único del vuelo en animales. No obstante, dos años más tarde, el hallazgo que un humilde campesino hizo en su aldea Wubaiding, al nordeste de China, volvería a sacudir los cimientos de esa idea.
Tras el hallazgo, el campesino llevó el fósil a la Academia China de Ciencias. Allí lo recibió el palentólogo Min Wang quien supo, desde el primer momento, que se trataba del fósil de un dinosaurio. El fósil estaba tan bien conservado, que era posible observar detalles de tejidos blandos como las membranas de las alas, plumas del cuerpo de cerdas, contenido estomacal de su última comida y piedras de molleja.
Gracias a estos detalles, Wang se dio cuenta de que el animal tenía una estructura ósea similar a la de un murciélago, pero había rastros de que pudo haber estado cubierto de plumas cortas, nunca del tamaño de nuestras aves modernas.
Sus hallazgos acaban de ser publicados en la revista Nature, y prometen ampliar la mirada que tenemos sobre el origen del vuelo en animales. «Los descubrimientos de Ambopteryx y Yi qui cambian completamente nuestra opinión sobre el origen del vuelo aviar«, dijo en un comunicado el paleontólogo del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de la Academia China de Ciencias.
“Durante mucho tiempo, pensamos que las alas emplumadas eran el único aparato de vuelo” en la evolución de las aves, agregó Wang. “Sin embargo, estos nuevos descubrimientos muestran claramente que las alas membranosas también evolucionaron en algunos dinosauriosestrechamente relacionados con las aves”.
Ambopteryx longibrachium, como se llamó a esta nueva especie, tiene muchas cosas en común con los dinosaurios alados de ese entonces, y con las aves modernas. Si bien vivió hace 163 millones de años, durante el Período Jurásico, medía aproximadamente 32 centímetros de largo y pesaba aproximadamente 306 gramos, un tamaño similar a las aves de hoy. Probablemente omnívoro, Ambopteryx vivió un estilo de vida arbóreo en un entorno boscoso.
Su originalidad reside en sus alas membranosas, hechas de piel sostenidas por un hueso largo y puntiagudo de la muñeca, muy diferente de las distintivas alas de plumas de las aves. Por esta característica, Wang duda de la capacidad de esta especie de volar grandes distancias. Aunque Ambopteryx era ciertamente capaz de planear, dice el científico que es difícil saber si podría lograr el vuelo con impulso.
Por esta razón, la hipótesis de los involucrados en el nuevo estudios es que alas de membrana en los dinosaurios fueron una experimentación evolutiva de corta duración. El hecho de que Yi qui se encontrara a tan solo 80 kilómetros del sitio actual, parece darle peso a esta teoría.
Sin embargo, los investigadores reconocen que este solo es el principio. “En conjunto, la amplitud y la riqueza de la experimentación relacionada con el vuelo es mayor de lo que se pensaba anteriormente durante la transición dinosaurio-ave. Estamos viendo solo la punta del iceberg «, agregó Wang.