Horas en un avión, lancha y varios días caminando por la selva del Darién, así es la tragedia que tienen que vivir decenas de inmigrantes africanos y asiáticos que llegan hasta el Urabá antioqueño con un objetivo: llegar a Norteamérica, en muchos casos huyendo de la guerra, de la soledad o del hambre.
Este drama se reflejó esta semana luego de un operativo realizado por la Interpol y agencias de Estados Unidos en el municipio de Turbo que logró la captura de tres personas quienes, presuntamente, serían los coyotes encargados del desplazamiento de los extranjeros por mar y tierra. En menos de cinco horas, las autoridades lograron allanar más de 20 hoteles y rescatar a cerca de 200 migrantes irregulares.
Así es el caso de un ciudadano iraquí que narró cómo las bombas y el dolor de la guerra de su país, fueron los principales motivos que lo llevaron a salir de su tierra y emprender este rumbo que, según él, ni Dios sabe cómo ni cuándo termina.
Ni los bebés se salvan de la tragedia. Durante el gigantesco procedimiento fue encontrada una bebé de sólo 6 meses de nacida que estaba dentro de uno de los grupos que se movilizaban por las costas de Turbo y que estarían a punto de llegar a Capurganá. Allí tendrían que caminar por más de 8 horas por las selvas del Darién, según contó el capitán de la lancha que fue capturado en el operativo y que además afirmó que reconoce que los viajeros son ilegales, pero que no tiene nada más que hacer.
Luego de 2 años de investigación, fue capturado quien sería el capo de esta banda dedicada al tráfico de personas. Era nada más y nada menos que el exsenador Félix Salcedo Baldión, que desde Bogotá controlaría el negocio de migrantes, a través de un poderoso centro de operaciones internacionales para el comercio de niños, mujeres y hombres extranjeros.
Durante el allanamiento fueron encontrados decenas de pasaportes, documentos con nombres falsos y una amplia agenda de contactos de coyotes internacionales y hasta sim cards que usaría para contactarse con sus cómplices, según confirmó el general Jorge Vargas, director de la Dijín.
De acuerdo con las autoridades, ya son más de 1.100 personas que han caído en las manos de esta red que les promete cumplir el sueño de dejar atrás una trágica vida y volver a nacer. Pero, lamentablemente, terminan siendo estafadas, usadas como mulas e incluso, en muchas ocasiones, hasta abusadas en su travesía por el continente.
