En el vídeo, el denunciante dice “estamos en Cartagena y vinieron a poner una prueba de ostras y ya nos están chingando”, poniendo en el título que los comerciantes querían cobrar $300 mil pesos por probar los mariscos.
Los hechos ocurrieron en las playas de la isla de Barú. Este no sería el primer incidente reportado esta semana, el pasado 30 de agosto, el del influencer coreano Zion Hwang, quien es conocido por hacer videos relacionado con la cultura colombiana, por medio de un video publicado en su cuenta de Facebook, reveló que, en su última visita a la ciudad amurallada, también experimentó cobros excesivos por parte de los vendedores de playa.
Contó que en dos ocasiones intentaron cobrarle de más por servicios que no solicitó. El primero fue en las playas de la ciudad, cuando se encontraba disfrutando sentado en la arena, una mujer se le acercó para ofrecerle una crema, a lo que él dijo que no.
Sin embargo, la vendedora ya se encontraba aplicando la famosa ‘pruebita’. Luego llegó una mujer a ofrecerle un masaje y él continuaba insistiendo en que no quería, a lo que la mujer sin su autorización empezó a realizar el servicio.
Cuando ambas terminaron de hacer el masaje, el ‘influencer’ cuenta que él agradeció por todo y que las mujeres cobraron $600.000 por los servicios prestados. El hombre se sorprendió del precio tan elevado y empezó a negociar con las trabajadoras, llegando a un acuerdo para pagar un total de $300.000.
Asimismo, explicó que al día siguiente pasó el día en una de las carpas que alquilan en las playas y que de repente fue abordado por otra mujer; esta vez le ofrecieron una ostra. El creador cuenta que la mujer aseguró que la prueba era gratis, pero cuando él terminó la degustación, para su sorpresa esta tenía un valor de $100.000. En el video no queda claro si el influencer pagó la suma que solicitó la trabajadora.
El pasado lunes 29 de agosto) por medio de redes sociales el periodista argentino Adrián Magnoli, quien trabaja para DirecTV Sports Colombia, a través de su cuenta de Twitter, publicó una fotografía de una hoja en una libreta, donde a mano se encontraba la lista de alimentos consumidos y el precio de cada uno, básicamente una factura hecha a puño y letra.
“En Cartagena no existe la factura electrónica ni el Datáfono, la prehistoria, y para colmo le agregan un 0 más a todo”, escribió Magnoli en el trino. Los precios iban desde una sopa por $65.000, hasta el cobro del servicio por más de 200.000.
Otras denuncias
Esta vez, es el caso de unos visitantes ecuatorianos que deseaban comer un almuerzo típico de la región.
Para su sorpresa, al llegar la cuenta el total indicaba que eran 600 dólares estadounidenses, es decir, lo equivalente a 2.636.358 pesos colombianos, por dos mojarras y cuatro cervezas. Los hechos ocurrieron en Playa Tranquila.
Los turistas, al ver que era alto el costo, preguntaron a una familia que se encontraba por la zona si el cobro era justo y les respondieron que no y que efectivamente estaban siendo robados. Los afectados y la ciudadanía que se encontraba cerca decidieron reclamarle al restaurante.
Sin embargo, hasta el momento se desconoce si los ecuatorianos pagaron o no el total de la cuenta. Este tipo de situaciones día a día se vuelven más comunes, incluso fue la segunda denuncia en la misma semana.