La entrega de ayudas humanitarias avanza a buen ritmo en las 11 comunidades indígenas confinadas por la presencia de grupos armados ilegales, en la selva del municipio antioqueño de Murindó.
Con la coordinación de la Unidad de Víctimas, la Alcaldía y la Gobernación de Antioquia, la semana pasada arribaron al casco urbano 44 toneladas de alimentos y utensilios de aseo, para socorrer a 445 familias de los resguardos Chajeradó y Río Murindó, que agrupan a 2.132 personas.
Desde finales de agosto comenzó el confinamiento de estas poblaciones pertenecientes a la etnia emberá. El 27 de ese mes llegaron varias escuadras del Eln a los caseríos, advirtiéndoles a los nativos que habían sembrado minas antipersona en el monte. Una de ellas explotó al día siguiente, matando a un cerdo que caminaba adelante de una indígena embarazada.
Tres días después aparecieron sus enemigos del Clan del Golfo, los cuales acamparon por dos noches a un costado de la comunidad Chajeradó. Los habitantes denunciaron que se emborracharon, hicieron disparos al aire y amenazaron a quienes trabajaran para los insurgentes. “Aquí mandamos nosotros”, repitieron.
Por esa situación, 11 familias (62 personas) se desplazaron a la cabecera municipal de Murindó, mientras que las demás se quedaron confinadas en sus territorios, con temor de salir a pescar, cosechar sus productos o cazar. En una visita a la comunidad Chajeradó, este diario pudo constatar que la gente tenía miedo a los eventuales enfrentamientos de los grupos ilegales y a las minas quiebrapata, varias cosechas comenzaron a perderse y la comida escaseaba.
Clementina Machado, enlace de la Unidad de Víctimas en la localidad, explicó este miércoles que de las 44 toneladas de ayuda humanitaria ya solo faltan 2 por repartir, las cuales serán distribuidas entre 23 familias de la comunidad Chimiadó, ubicada a unas 8 horas de distancia por río. Los demás bultos de comida se repartieron en lanchas y en helicóptero en los días precedentes.
Fuentes de la comunidad se declararon agradecidas por este apoyo gubernamental; no obstante, algunos contaron, pidiendo la reserva de su identidad, que hay candidatos tratando de sacar provecho político de la coyuntura, diciéndoles a las comunidades que fueron ellos quienes gestionaron tales ayudas.
Los aspirantes persiguen el potencial electoral de 900 votos que tienen los resguardos indígenas de Murindó. Es una cifra nada despreciable para una localidad en la que, por ejemplo, un concejal puede obtener una curul con apenas 60 sufragios.
Las autoridades manifestaron que la emergencia por el confinamiento se ha ido disipando, aunque el temor persiste porque los actores armados no se han ido.