Brayan Hernández es menudito y bastante pequeño, pero posee tanta fortaleza física y mental que es capaz de alzar, prácticamente, el doble de lo que pesa.
El representante de Chigorodó tiene 1.40 metros de estatura y 43 kilos de peso. No obstante, empieza a llamar la atención en una de las disciplinas en las que Colombia ha sido potencia mundial a través de los años: la halterofilia.
Hernández se convirtió en una de las grandes figuras del fin de semana en la Final de los Juegos Departamentales que se disputan en Apartadó, luego de conquistar no solo las tres medallas de oro en la división de los 43 kilogramos, sino también al imponer récords para la región.
En arranque alzó 70 kilos, en envión, 80, para un total de 150. Los anteriores registros los tenía, desde 2018, en Rionegro, Jaiber Arias, de Sabaneta, con 59 kilos en la alzada inicial, 75 en dos movimientos y un acumulado de 135. Esa vez, Jaiber actuaba en 42 kg.
“Pese a que se cambiaron las divisiones de peso corporal para este año, se determinó que los marcas se iban a romper más o menos de manera proporcional a las que había antes en una división más cercana”, sostuvo Claudia Gallego, coordinadora técnica y de juzgamiento del certamen.
Ayer, en el coliseo de combate de Apartadó, Brayan no se cambiaba por nadie. “Te voy a decir algo, aún me considero un niño, porque apenas cumplí 14 años el pasado 6 de noviembre, pero un niño bastante fuerte, con muchas condiciones para salir adelante en un deporte que practico desde los 8 años”, asegura Brayan, hijo de Genny Ramírez, ama de casa, y Marcos Hernández, soldado pensionado.
Brayan, quien tiene cuatro hermanos (Marcela, Juan Camilo, Juan Pablo y Samuel) manifiesta que su anhelo es llegar al alto rendimiento, no solo para ser campeón mundial y olímpico sino también para convertirse en soporte para su familia.
El deportista, que en 2020 cursará séptimo año en el colegio Municipal de Chigorodó, no olvida que en 2018, en su primera final en Juegos Departamentales, terminó cuarto en los 42 kg. “Desde el instante que terminó esa competencia me tracé como meta reinar en los siguientes Juegos. Un año después se cumplió mi sueño, y qué mejor que con récords. Ahora me doy cuenta que el esfuerzo, dedicación y sacrificio traen su recompensa”, comenta el pesista que, todos los días, caminando, se dirige de su casa rumbo al gimnasio para entrenar la especialidad de los hierros.
Pese a los referentes con los que cuenta el país en este deporte, Hernández sostiene que no tiene un gran ídolo. “Claro, hay muchos, pero yo quiero hacer mi propia historia, darle alegrías a Colombia, para ello me esmero”, finaliza, con una sorprendente madurez, un “niño” que ya empieza a dar pasos de grande en una actividad en la que abundan los talentos.