Los traficantes les cobraban entre 15 y 30 millones de pesos a asiáticos y africanos por llevarlos desde la frontera con Ecuador hasta Panamá, donde seguían su curso hacia Estados Unidos. Fueron 32 los detenidos.
Cuando los agentes de la Dijín detuvieron a alias Pool y le pidieron su documentación, él intentó camuflarse con documentos falsos. Pero los investigadores ya lo tenían identificado, sabían que era el nepalí que lideraba una de las redes más grandes de tráfico de migrantes a lo largo del occidente del país.
Los investigadores siguieron e interceptaron a la organización durante semanas. Incluso, grabaron las llamadas de Pool donde él negociaba sus delitos.
Junto a él, la Dijín capturó a otras 31 personas que al parecer integraban las dos estructuras que victimizaban a extranjeros porvenientes, sobre todo de Asia y de África, y que buscaban llegar a Norteamérica sin los documentos necesarios.
Los migrantes ingresaban por la fronteta con Ecuador, con apoyo de los criminales, y desde allí los trasladaban hasta el Urabá antioqueño, en donde los albergaban por un tiempo hasta que, por el mar, lograban llevarlos a Panamá.
Por esta travesía, los traficantes les cobraban entre 15 y 30 millones de pesos a cada uno, y los investigadores calculan que trasportaban entre siete y once migrantes diarios. Una vez en Centroamérica, los extranjeros seguían con su periplo para llegar a Estados Unidos.
La otra estructura que operaba de forma similar a la del nepalí, era liderada por alias Machelo, quien al parecer tenía vínculos con el Clan del Golfo y hacía uso de las mismas rutas del narcotráfico, desde Nariño al Valle del Cauca, luego a Antioquia y a Chocó.
Durante los operativos en los que se desmantelaron las dos estructuras, los agentes encontraron 110 migrantes que estaban haciendo el paso por el país con esos grupos delincuenciales.
FUENTE: Semana